Costes laborales, un freno para la competitividad

CARLOS CUESTA (SPC)
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La industria nacional mantiene unos gastos de funcionamiento por debajo de la UE, que le permiten captar capital del exterior, sin embargo, se encuentra con el lastre en tarifas energéticas, retribuciones salariales y prestaciones sociales

Cuando todavía la economía nacional está mirando de reojo la última crisis tratando de no volver a caer en los errores del pasado, los analistas económicos consideran que solo los países más desarrollados, con mayor capacidad de innovación, financiación y adaptación al cambio liderarán el futuro.

Empresarios como Rafael H., con una industria fresadora del sector metalúrgico, tienen muy claro que para seguir siendo competitivos y aportar valor añadido en sus fábricas han de llevar a cabo una política de análisis de costes al más alto nivel, lo que les obliga a trasladar parte de su producción fuera de España para mantener su facturación y a sus clientes. «No puede ser que, por ejemplo, el consumo eléctrico suponga un 40% más caro en territorio nacional que, por ejemplo, en Francia o EEUU», denuncia Rafael. 

En este contexto de productividad, España ocupa el puesto 18 de un total de 44 países analizados por el Instituto de la Economía Alemana dentro de la industria manufacturera. Un dato, que si bien nos aleja de potencias como Suiza, Noruega, Bélgica o Dinamarca, sin embargo, no es un indicador totalmente negativo dada la situación de desarrollo que existe a nivel internacional y que convierte al tejido productivo nacional en un gran atractivo para inversores que buscan una mano de obra cualificada y especialmente barata si se compara con los estados que ocupan los primeros puestos como Alemania, el Reino Unido o Francia.