Los demonios de la guerra en Tombuctú

M.G
-

Ismael Diadié, poeta, filósofo e historiador, presenta su tercera obra con la editorial Almuzara, 'Diario de un bibliotecario de Tombuctú', un intenso recorrido de sus vivencias y de la crueldad de la guerra

Escribir un diario suele ser un ejercicio terapéutico, una manera de calmar dolores emocionales y desnudar vivencias y acontecimientos. Así se lo tomó también Ismael Diadié, poeta, filósofo e historiador, que se embarcó hace meses en un nuevo proyecto para calmar «su angustia» sobre sus vivencias de la guerra y de su exilio. Y la mejor manera fue escribiendo sin parar a diario, incluso en los márgenes de páginas escritas para después darles forma en castellano, a pesar de las dificultades lingüísticas para un malinense al no ser su propia lengua. ‘Diario de un bibliotecario de Tombuctú’, salió a la venta prácticamente hace un año de la mano de la editorial Almuzara, con la que ha escrito otros dos libros anteriores, pero el autor hizo ayer una parada en Toledo para presentarlo en Urbana, 6.

Diadié ofreció su experiencia en Tombuctú, su huida, la protección de los Fondos Kati -la biblioteca creada por su familia desde hace siglos- sus años de exilio y las heridas que le acompañan a una víctima de la guerra que ha sufrido por las muertes, las violaciones y las crueldades de la guerra que inició hace poco más de seis años un grupo armado separatista tuareg, conocido como Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad, que ocupó el norte del país.

«El libro trata de la guerra, de la violencia y la ceguera humana», explica el autor, que se embarcó en esta obra para sacar fuera «los demonios de la guerra», esa crueldad que le ha pasado factura a su salud en los últimos años. «Este diario ha sido una forma de asumir la realidad», insiste Diadié, sorprendido también por la buena acogida de su tercer proyecto editorial con Almuzara tras ‘Rihla’, un viaje por la Curva del Níger, el Sáhara y su vinculación con los Fondos Kati;y ‘Tombuctú’, un recorrido por esa fascinante ciudad y su vinculación con Al-Andalus.

«Es un libro muy duro, un libro de supervivencia y de reinvención de un hombre destrozado y perseguido», subraya. Pero a pesar de la crudeza, Diadié está muy satisfecho con la repercusión de su obra en España y en América Latina.

El autor no esconde las secuelas psicólogicas de su vivencia, al contrario. Reconoce que en estos últimos años su salud se ha resentido fruto del miedo y la angustia, pero cree que este libro le ha ayudado a canalizar todas sus emociones. «Tengo mucho que hacer y no me podía quedar hundido en la ansiedad», confiesa.

En este caso,  Diadié sabe que el lector no lo tiene fácil cuando elige su libro. «Normalmente estamos acostumbrados a ver los conflictos y las guerras en la pantalla, pero cuando se cuenta en primera persona resulta casi violento».

La prueba se la mostró hace algunas semanas una escritora que estaba leyendo ‘El diario de un bibliotecario de Tombuctú’. «Me escribió y me dijo que le quedaban diez páginas para terminar, pero tuvo que dejarlo aparcado en un rincón porque no pudo seguir leyendo..., Cuando pasaron unos meses lo terminó». Sin embargo, el autor cree que la crudeza de su historia deja también posos «de esperanza».

El libro lleva casi un año en las librerías, pero presentarlo ayer en Toledo era especial, dadas sus raíces y su vinculación histórica familiar con la ciudad. «Para mí es como volver, como el hijo que vuelve a los brazos de su madre».

Ismael Diadié ha contado en numerosas ocasiones que es descendiente de Alí Ben Ziyad Al Qutí, que abandonó la ciudad de Toledo en el año 1467 llevándose consigo los cerca de cuatrocientos manuscritos que conformaban su biblioteca a Malí, donde continuó residiendo su familia hasta la actualidad. Un legado que el autor, galardonado con la Medalla de Oro de la Ciudad de Toledo, se ha empeñado en preservar por su valor cultural, un puente que une distintas culturas, que acerca miles de kilómetros.