Modelo de urbanismo sensible al lugar en el que se asienta

C.M
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El proyecto elaborado para Vega Baja prioriza la conservación de una identidad nacida de «las relaciones físicas y visuales que se establecen entre Toledo y su paisaje»

Sobre el sustento y contexto argumental de la intervención propuesta para Vega Baja, el informe echa la vista atrás y recupera la memoria del lugar con la pretensión de defender que la especial identidad de la imagen de Toledo «es la unión entre lo natural y lo construido».  Por ello, recoge el texto -intencionadamente encabezado con el titular ‘naturalizar la ciudad’- «las relaciones físicas y visuales que se establecen entre la ciudad y su paisaje circundante deben ser protagonistas de un nuevo planteamiento».

Sin variar ni un ápice los principios de una línea de acción respetuosa con el medio en el que se inserta este ‘vacío’ urbano, el análisis de actuación reitera la necesidad de comenzar «otra forma de urbanizar». De hacer ciudad siendo «sensible al lugar en el que se implanta» cualquier proyecto tanto «desde el punto de vista físico como desde el inmaterial».

Requerimientos especialmente indicados para un lugar -Vega Baja y su entorno- que contiene paisaje y memoria y que, además, fue el terreno sobre el que se libró una batalla que todavía -a juzgar por el olvido administrativo- parece no está resuelta. Todos estos detonantes experimentados en este espacio se presentan propicios para que Vega Baja se postule como inmejorable modelo sobre el que ejemplarizar esas nuevas formas de urbanizar -naturalizando- una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

De ahí que este proyecto de actuación contemple una ciudad que «va más allá de las murallas, que engloba el paisaje» que, por supuesto, «construye también la ciudad».

Plazos de actuación. Sobre los plazos manejados en torno a esta ejecución que, claro está, debe ser consensuada entre todos los agentes implicados -Gobierno regional, Ayuntamiento, Real Fundación Toledo, Universidad de Castilla-La Mancha y Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo-, resulta idóneo recordar que el anterior proyecto redactado para la comunicación peatonal del Tajo-Vega Baja-Poblado Obrero contaba con un presupuesto de 430.131 euros y que debía ser adjudicado este mismo año.

No en vano, este es el único proyecto que en el área municipal de Urbanismo queda todavía por licitar porque, según confirmó el edil responsable hace unos días, «estaba pendiente de ultimar en algunos de sus detalles».

 

Las vallas cuestionan la capacidad del ciudadano de cuidar su patrimonio.

La paralización de las excavaciones de Vega Baja dejaron, aprecia el informe, «en suspenso el papel de este paraje en la ciudad». Un gran vacío, cercado y sin finalidad, acaba originando una frontera entre el final de los barrios de Santa Teresa y Poblado Obrero y el campus de la Fábrica de Armas, la ribera del Tajo y el barrio de San Pedro el Verde.

Los vallados se han modificado en los últimos años para permitir el paso, sin embargo, «aunque esta actuación comunique la ciudad a ambos lados del vacío, la imagen que proporcionan estas vías es de eventualidad y, paradójicamente, se enfatiza su condición de límite» ya que se multiplican las barreras junto a los caminos.

El entorno de la Vega Baja y el Circo Romano tradicionalmente no han sido lugares cerrados, y «la instalación de límites transmite el mensaje de que hay que proteger el valor arqueológico de la zona de los propios ciudadanos. Es una imagen negativa para el conjunto de la ciudad patrimonio, desde lo público se cuestiona la capacidad del ciudadano de apreciar y cuidar sus bienes patrimoniales».