Jesús Faucha conversa con La Tribuna sobre el fin de ETA, también sobre el desamparo de las víctimas y la necesidad de que el Gobierno no ceda a chantajes ni presiones. Exige, como cualquier otra víctima, que la banda colabore con la Justicia para esclarecer esos 350 crímenes sin autoría. En su caso, la víctima fue su padre, un joven guardia civil que resultó herido en el atentado perpetrado por la banda el 25 de abril de 1986. Aquel día murieron cinco compañeros y varios resultaron heridos. El coche bomba explotó en la esquina de Juan Bravo con Príncipe de Vergara. Las consecuencias pudieron ser peores por la proximidad de una clínica de maternidad.