La entrada al Museo del Greco acogía a una grupo de jóvenes encantados con la idea de recorrer un espacio que, para la ocasión, se presenta abierto, dinámico y divertido. El italiano se dejaba escuchar en la voz de Mila Ortiz, responsable de una cita que bajo el epígrafe de ‘Talleres para escuelas internacionales’ apuesta por incentivar desde la inteligencia emocional.

De hecho, apunta la artífice de la actividad, «uno no puede aprender lo que no ama», de ahí que el propósito se centra en «abrir el Museo como un espacio vivo y divertido donde venir no sólo a ver cuadros, sino a disfrutar de historias, de espacios e incluso de la gente que forma parte del mismo».

El grupo reunido, atento a las explicaciones, recibía los datos aportados con la sonrisa de quienes no se ven presionados por conceptos, épocas y nombres, porque el recorrido se articula para que «sepan que todos podemos crear arte», y sobre todo para que comprendan que «el arte te enseña a vivir y te hace crecer mejor como persona».

Así, y apuntando a las sensaciones y a los sentimientos, cada uno de los sentidos se trabaja -«los cuadros no sólo se contemplan»- y se extiende sobre un Museo que no quiere quedarse en eso. Y no lo desea porque es importante que los futuros ciudadanos «no se aficionen a ser coleccionistas de museos» sino más bien a «comprender que las cosas hay que disfrutarlas». Razón de peso para que las historias «vayan entrando y sean digeridas», lo que propicia que «vean el Museo como una fuente continua de satisfacciones».

Al fin y al cabo, y como si eso fuera fácil la tarea, Ortiz apuntó que se trata de «pasar  a los jóvenes no sólo la pasión por el arte, sino por la vida», y sin duda «el arte es uno de los instrumentos más potentes para educar, crear y poder llegar a algo mejor».

De momento, los alumnos fueron invitados a profundizar en el retrato y «en la diferencia con la representación» a través de la utilización de los distintos símbolos  que se usaban entonces y ahora, todo para instar una observación más adaptada a sus usos y costumbres pasando, claro está, «del pasado al presente y al futuro» porque «los jóvenes no necesitan tanto de preconceptos, sino de puertas abiertas». Lo único «que hay que hacer es darlos llaves porque son ellos los que deben abrir puertas» que, apreció, «en ocasiones no sabíamos ni que existían».

el valor de los acentos. El Museo del Greco ha iniciado su programa didáctico esta año 2015 programando la actividad ‘Talleres para escuelas internacionales’ dirigida a fomentar las relaciones culturales y educativas con organismos y entidades del ámbito de la educación con sede en este país.

El año pasado, la iniciativa tuvo como protagonistas a los alumnos del Liceo Francés, y este año ha comenzado con los jóvenes italianos alumnos de Prima Media (nuestra sexta de primaria) de 10 y 11 años. No en vano, explica Mila Ortiz, «nos parece muy interesante abrir el Museo y el Greco al ambiente internacional aprovechando el centenario». Un año de conmemoración que «no debe quedarse como un hito más en la historia de la ciudad, sino que debe servir para abrir fronteras».