Gladiadores en Villaseca

Dominguín
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Aquilino Girón fue el único espada que consiguió arrancar una oreja en una tarde, dura para los novilleros que se toparon con los complicados de Monteviejo. Francisco de Manuel, fue proclamado triunfador de Alfarero de Oro 2018.

A veces uno no sabe si está de acuerdo con lo que ha visto en una plaza de toros, si tiene un criterio determinado o si simplemente te dejas llevar por la masa de aficionados que van a un coso. Esto ocurrió en Villaseca de la Sagra en la última novillada del Alfarero de Oro, donde tres valientes de verdad se las vieron con una novillada de Monteviejo, de diversas hechuras, complicada y seria, a la vez que variada de pelos que fue ovacionada de salida, y algunos en el arrastre sin entender por qué.

El único de los gladiadores de la tarde que toco pelo, fue Aquilino Girón al sexto, no sin antes reponerse de una cogida dramática que sufrió, y tuvo el corazón en un puño a los asistentes. Capote a la espalda mientras el serio quinto se le vino derecho al cuerpo, con la suerte de acunarle, pero la costalada y los pitones por el cuello y la cara, hizo pensar lo peor. Afortunadamente salió en el sexto, y de qué manera. Recibo de capa con gusto y acople que al son de la jota sagreño, fue jadeado por el público que cubría algo más de la mitad de los tendidos. Francisco Javier Ortiz, a la postre premiado con el mejor puyazo de la feria, tuvo una actuación destacada en las tres ocasiones que tuvo que agarrar con la pica el morrillo del astado. Tiro por bajo con poder del berrendo de Monteviejo, entre dudas y aplomo, fabricando una faena a base más de corazón que de cabeza. El animal transmitía, unas veces embistiendo con todo y otras quedándose en las zapatillas de Girón. Lo intento por naturales, pero los muletazos de más calado y más de verdad fueron con la diestra. Estocada volcándose en el morrillo que enterró arriba y merecedora de una oreja de peso en una dura tarde.

En el que hizo tercero, bonito de hechura pero complicado, le puso voluntad y entrega, a veces sin conocimiento. Fue intermitente su faena, intercalando los buenos muletazos por bajo, con el constante “ay” por el peligro cada vez que se quedaba el utrero por bajo. La espada no fue su dulce y tuvo que pasar varias veces para acabar con el animal en el suelo.

Alejandro Fermín tuvo dos oponentes de diferente condición, tiro de oficio tapó los defectos de los novillos que parecieron mejores de lo que fueron en sus manos. Destacó el comienzo por bajo poderoso al amplio cuarto, que se entregó por momentos por el pitón izquierdo, llevándole el novillero muy tapado y embebido en su muleta. Acabó rápido con los dos animales y se le reconoció saludando en sus dos actos desde el tercio la ovación del respetable.

Lo de Juan Carlos Carballo es de épica, de lucha, de garra, de un gladiador del siglo XXI. Sorteó en primer lugar una prenda, que era peligroso no, lo siguiente. Había protagonizado un largo y duro encierro derrotando en los barrotes del recorrido y aprendiendo cosas nada buenas. Con todo eso aprendido, pisó el ruedo el lucero, bragado y calcetero de Monteviejo. Quiso que se entregara por bajo de comienzo, pero fue un espejismo, metió media docena de veces en el canasto, hasta que dijo el novillo, esto se acabó. Reponía, miraba, tiraba cornadas al aire, con la suerte de no pillar carne. Fue una faena épica, de toreo antiguo, de tú a tú, que fue capaz de solventar con un buen oficio y dos c…. Lo cazó al segundo intento, y acabó la lucha entre hombre y animal, recibiendo una gran ovación del respetable desde el tercio. En el quinto se volvió a justificar y tanto con el capote y la muleta se entregó al público. El utrero no se lo puso fácil y había que estar firme para arrancarle algunos muletazos de mérito y empaque. La espada fue otra cosa, pero el respetable estaba con él y pese a intentarlo en varias ocasiones, le obligó a saludar de nuevo desde el tercio.

Al acabar la novillada, el Ayuntamiento descubrió que el novillero triunfador del Alfarero de Oro 2018, es Francisco Manuel, tras cortar dos orejas a un gran novillo de Baltasar Ibán.