Un espía cubano de la CIA fue el detonante para retomar relaciones

Agencias
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La liberación de un caribeño que colaboraba con la Inteligencia norteamericana fue una de las exigencias presentadas por Obama para firmar el histórico pacto diplomático con Castro

DIARIOS CUBANOS DESTACAN REGRESO DE AGENTES Y RESTABLECIMIENTO DE RELACIONES CON EEUU - Foto: Alejandro Ernesto

 
Rolando Sarraff Trujillo, ese es el nombre del espía cubano que ayudó al Gobierno de Estados Unidos durante años y que fue el desencadenante de que los Ejecutivos de Washington y La Habana rompieran el hielo y comenzasen unas negociaciones que han derivado en el retorno de las relaciones diplomáticas y económicas entre ambas potencias, después de más de medio siglo de ruptura. Sarraff formó parte del canje que se llevó a cabo esta semana del estadounidense Alan Gross y los tres espías cubanos del grupo de Los Cinco y que fue el primer paso para un acercamiento entre los dos países. 
El ya expreso había sido condenado a 25 años de cárcel por «espionaje» y llevaba los últimos siete meses en el calabozo de Villa Marista, el cuartel de la Policía Política en La Habana, según indicó el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, que deduce que este traslado se debía a la negociación en curso entre Estados Unidos y Cuba. El organismo estima que Sarraff fue liberado con Alan Gross y que se encuentra ya en suelo norteamericano. 
Durante su mensaje del pasado miércoles, el presidente de EEUU, Barack Obama, informó de que se había producido, además de la liberación del contratista, la de un importante activo para la Inteligencia estadounidense, pero no dio más detalles, mientras que su homólogo cubano, Raúl Castro, no hizo mención alguna a su caso. 
Antes de su arresto, en noviembre de 1995, Sarraff trabajaba en la sección de criptología de la Dirección de Inteligencia cubana y era experto en los códigos usados por los espías de la isla que trabajaban en Estados Unidos para comunicarse con La Habana. Se desconoce en qué momento comenzó a trabajar para la CIA. 
Según Chris Simmons, que fue el jefe de la unidad de contrainteligencia cubana en la Agencia de Inteligencia de la Defensa de 1996 a 2004, el ahora liberado trabajaba junto con un amigo de la niñez, José Cohen, pasando información encriptada a la CIA que permitió el arresto de algunos espías cubanos en Estados Unidos. 
El cometido de Sarraff era el de hacer llegar los códigos con los que se comunicaban los espías cubanos en Estados Unidos con la isla y, según según Simmons, el FBI fue capaz de detener a algunos de ellos incluso años después de que su topo en Cuba fuera descubierto y encarcelado. 
La liberación de este hombre fue una de las principales reclamaciones que presentó EEUU para cerrar el histórico acuerdo con el régimen castrista.
Aunque ninguna autoridad norteamericana confirmó su identidad, el doble agente habría llegado el pasado miércoles a la base militar Andrews de Maryland, junto a la comitiva que fue a buscar al empresario Gross, si bien nadie vio a Sarraff. Obama calificó al agente «sin nombre» como «uno de los activos de inteligencia más importantes que Estados Unidos haya tenido jamás en Cuba». Pero no dio más detalles. Aunque todos saben que hablaba de Sarraff.