María Teresa R.S., la madre juzgada por tirar a dos hijos suyos por la ventana de su piso en Recas el 20 de abril de 2015, evitará ir a la cárcel. En su sentencia, la Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha aceptado la propuesta de la Fiscalía de que se la exima completamente de la pena que le correspondería por dos intentos de asesinato, debido a que cuando cometió los crímenes sufría un brote psicótico por un excesivo consumo de drogas.

En lugar de la prisión, se le imponen seis años de internamiento en un centro de desintoxicación. Esta medida terapéutica será supervisada por un juez de vigilancia penitenciaria.

La acusada sí ha sido condenada por el tercer delito por el que se le juzgaba, los maltratos a los que sometió a una tercera hija suya. Aún así, se le impone una pena de dos años de prisión, por lo que la mujer puede pedir su suspensión al carecer de antecedentes penales.

La sentencia también impone diversas medidas de alejamiento de la mujer respecto a sus hijos. Con los dos a los que lanzó por la ventana, una niña que ahora tiene 11 años y un niño de dos años y medio, se le prohibe acercarse a ellos a menos de 500 metros y contactar con ellos por cualquier medio.

Respecto a su tercera hija, que ahora tiene 14 años, se le priva del ejercicio de la patria potestad durante tres años.

Además, la condenada deberá indemnizar a sus tres hijos con  unos 32.000 euros en total, por los daños que les ha causado.

Los defenestramientos ocurrieron tras los delirios de la procesada.

En el relato de los hechos probados recogido en la sentencia, se señala que en el día de los hechos, cuando la madre y los dos niños estaban en el domicilio familiar de Recas, la procesada experimento un trastorno psicótico por el consumo de cannabis y ·comenzó a tener ideas delirantes que ya se habían manifestado en días anteriores.

Esto dio lugar a que la mujer escuchara voces que le decían que tirara a los niños por la ventana, y con el torso desnudo y mientras leía el Coran y decía «el moro me ha dicho que la tire por la ventana», con el propósito de quitarles la vida, tiró por la ventana desde una altura de 3,329 metros a su hijo pequeño y posteriormente cogió del cuello a su hija mediana y la arrojó también. Se dio la circunstancia de que la hija mayor huyó antes de los hechos para avisar a las autoridades del estado agresivo de su madre.

Los hijos defenestrados sufrieron lesiones de consideración, pero han logrado sobrevivir. Durante el juicio, la mujer reconoció un gran consumo de cannabis, que estimó en «unos doce porros al día». El tribunal reconoce que la acusada sufría una «anulación total» de sus capacidades mentales, por lo que no era dueña de sus actos.