León: cuando se tardó 22 días en apagar 12.000 toneladas de ruedas

J.A.J./Toledo
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El incendio de una planta de neumáticos en la localidad leonesa de Ardoncino en 2015 es el antecedente más cercano del desastre de Seseña. La extinción del incendio toledano está evitando algunos errores del leonés, como el uso excesivo de agua.

¿Cuándo llegará a extinguirse el incendio del vertedero de ruedas de Seseña? Tras varias jornadas en que diversos responsables de la Junta han señalado que esto podía llevar dos días, cuatro o, como mucho, una semana, el consejero de Administraciones Públicas Juan Alfonso Ruiz Molina asumía  la realidad de este tipo de siniestros 11 días después de su inicio. El consejero afirmaba ayer, en declaraciones recogidas por Europa Press,  que no se atrevía a poner una fecha en la que los bomberos conseguirán apagar el fuego, asegurando sólo que los bomberos trabajan «día y noche» para conseguirlo. Así las cosas, sólo queda buscar algún antecedente del desastre seseñero para hacerse una idea.

El que más se le acerca es el incendio de una planta de reciclaje de neumáticos en León ocurrido entre los pasados meses de agosto, cuando hizo falta 22 días para sofocar un fuego alimentado por 12.000 toneladas de ruedas. De la pericia y medios del operativo desplegado ahora en Seseña dependerá que el apagado  del actual incendio, que afecta a unos 50.000 toneladas de ruedas, se haga en un periodo más corto del que indicaría una simple regla de tres con el siniestro de León.

El incendio leonés se produjo en Ardoncino, una pequeña localidad de unos 200 habitantes situada a 15 kilómetros de León capital. La falta de grandes núcleos de población en aquel entorno diferencia el efecto de  aquel siniestro con el de Seseña, con los 6.000 habitantes del barrio de El Quiñón a menos de medio kilómetro del vertedero incendiado.

Sin embargo, durante aquel incendio se reprodujo fenómenos que ahora vemos en el de Seseña, como la demora en la extinción y la generación de una grave polución. Ecologistas en Acción denunció en su día que polución provocada por aquel incendio equivalía a la generada por cuatro grandes centrales térmicas durante todo un año. Los ecologistas demandado en un Juzgado a la empresa gestora de la planta leonesa, RMD, y a la Junta castellanoleonesa.

Algunas de las enseñanzas del desastre de Ardoncino se estén aplicando en el incendio de Seseña. La primera es que resulta desaconsejable utilizar la principal sustancia de extinción, el agua, en grandes cantidades. Ecologistas en Acción explicaba en aquel entonces el efecto conseguido: «debido a las altas temperaturas que alcanzan los neumáticos, el agua se evapora al contacto con ellos, proporcionando más oxígeno que aviva la combustión».

Ya desde el inicio del incendio en Seseña, los responsables de bomberos de Toledo y Madrid tuvieron claro que el uso de grandes cantidades de agua resultaría contraproducente no sólo por la extinción en sí, sino por el riesgo de que el agua terminara filtrando elementos tóxicos al subsuelo y pudiera alcanzar algún acuífero. Por ello, las labores de extinción se han centrado en el uso de maquinaria pesada como excavadoras, que primero reforzaron los cortafuegos de contención y ahora están removiendo el material ardiente para terminar su quema.

Añadido a esto, el operativo en el incendio de Seseña sí ha adoptado una medida reclamada durante el desastre leonés. Se trata de la construcción de zanjas de recogida de líquidos en el perímetro del área quemada, que desembocan en una balsa impermeabilizada. Este sistema busca recoger toda agua contaminada por el material quemado no ya por la extinción, sino ante la eventualidad de que llueva en el lugar.