Lopetegui, en solo dos partidos oficiales, ha dejado claro cuáles son  sus señas de identidad, el fútbol combinativo y la presión alta. De esta manera, el Real Madrid de la ‘Era postZidane y postCristiano’ quiere tener el balón y pelear por recuperarlo lo antes posible. Una táctica que le funcionó ante el Getafe en Liga, pero que le dejó a medias en la final de la Supercopa de Europa.

Jugar con mediocentros ofensivos, como lo hizo en su estreno en el Bernabéu el pasado domingo, hizo que dominara la posesión del esférico, que generara ocasiones y que otros jugadores, como Marcelo, se luzcan en otros registros, como la finalización.

El Madrid de Lopetegui es solidario, intenso y talentoso, y, sin embargo, no remata a puerta. Eso, el vasco lo sabe, por lo que una de sus únicas peticiones es un refuerzo en la delantera que aumente la competencia de Benzema y le pueda llegar a disputar la titularidad.

El que sí tiene la plena confianza del nuevo míster es Gareth Bale. El galés sabe que sin Ronaldo, el equipo es suyo y él es el líder de la ofensiva madridista. Sobre el campo, el ‘expreso de Cardiff’ fue ambicioso y cumplió con el cartel de ‘estrella’ que el Bernabéu le ha colgado desde la marcha del luso.

Ahora, con un conjunto a medio hacer por las tardías incorporaciones de los mundialistas y los objetivos por definir, Lopetegui debe dar un paso al frente y hacer que su Madrid domine, gane y levante títulos a final de año.