Último adiós a la eterna Fermina

J. Monroy
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Este domingo fallecía la inseparable mujer de Federico Martín Bahamontes. Fermina Aguilar tenía 91 años y será enterrada esta tarde en el cementerio de Toledo

Tenía 91 años y Toledo se había acostumbrado a verla como una fiel sombra de su marido, siempre pegada, en silencio y sin destacar. Este domingo fallecía en el hospital Provincial Fermina Aguilar, la mujer de Federico Martín Bahamontes.

Fermina y Bahamontes llevaban juntos la friolera de 68 años. Se conocieron cuando el Águila de Toledo todavía era una joven promesa del deporte, y estaba haciendo el servicio militar en el Regimiento de Automóviles de la Reserva General. Se casaron seis años después, en un año 1956, en el que el ya campeón de la Montaña del Tour, hizo lo propio en el Giro y quedó cuarto tanto en Francia, como el España. Fue acabada la temporada, el 3 de noviembre, y cuentan las crónicas del momento que todo Toledo acudió a su boda, en una ceremonia ante la virgen del Rosario, a la que el corredor pedía siempre protección cuando salía fuera de España. Ofició el acto el obispo auxiliar, Francisco Miranda y Vicente, y fueron los padrinos el industrial catalán Evaristo Murtrá y la hermana de Fermina, Luisa. A la salida de la Catedral, fueron aclamados por los toledanos en lo que ya comenzaba a ser una costumbre.

Bahamontes recordó su noviazgo el pasado 6 de mayo, cuando por fin Toledo le rindió homenaje con la inauguración de una estatua en el Miradero. Agradecido, bromeó no obstante (Fede no se muerde la lengua) y apuntó que la ciudad ha tardado en hacerle aquel homenaje más «que cuando me hice novio de Fermina».

Desde entonces, la pareja convivió unida, a pesar de que no pudo tener hijos. A Fermina se le recordará siempre en la tienda de bicicletas, en la plaza de la Magdalena.

Último adiós. Los toledanos comenzaron a despedirse de Fermina Aguilar en la tarde del domingo en el tanatorio municipal. Su entierro está previsto para tarde del lunes, aunque es hoy cuando el Ayuntamiento tiene que dar la hora. Lo más seguro es que el funeral se desarrolle a las cinco de la tarde en la capilla del tanatorio, para que después se desarrolle el sepelio.

Fermina fallecía ayer tras una larga enfermedad. Desde hacía siete u ocho meses, recuerdan los más cercanos que no salía a la calle. En ese tiempo, había estado ingresada en alguna ocasión en el hospital del Valle. Finalmente, durante las dos últimas semanas quedó ingresada en el hospital Provincial, donde falleció en el día de ayer.