El asedio sobre la ciudad siria de Kobane por parte de milicianos del Estado Islámico (EI) tuvo ayer una noticia positiva e inesperada para las tropas kurdas que luchan por evitar que la estratégica localidad caiga en manos yihadistas: aviones de transporte estadounidenses lanzaron armas y medicamentos para los defensores del enclave, mientras que el Gobierno de Turquía anunció que permitirá el paso por su territorio de soldados peshmerga que acuden desde el norte de Irak hasta el municipio.

Cinco semanas después de que comenzaran los combates, naves C-130 de la Fuerza Aérea de EEUU lanzaron cerca de la ciudad varias cargas con armas ligeras y semipesadas, ametralladoras, municiones antitanque, munición y material médico, según informó el comando central norteamericano, que indicó que los envíos proceden de posiciones kurdas en Irak y tan solo han sido trasladados.

Los milicianos que defienden Kobane confirmaron dicho suministro, que se produjo por sorpresa. «Sin duda, la llegada de las armas cambiará el transcurso de la lucha», señaló Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. 

Además, en un aparente cambio de posición, Turquía señaló horas después del envío que iba a permitir que las fuerzas kurdas iraquíes, los peshmerga, apoyasen a sus homólogos sirios. El ministro de Relaciones Exteriores otomano, Mevlut Cavusoglu, puntualizó no obstante que su país se opone a cualquier ayuda directa al Partido de la Unión Democrática (PYD), la principal fuerza kurda en Siria. 

El PYD y su brazo armado (las Unidades de Protección Popular YPG) están estrechamente ligados al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), tachado de organización terrorista en Turquía, EEUU y la Unión Europea. 

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, mostró comprensión por las preocupaciones de Ankara, pero defendió el proceder de su país. «Sería irresponsable por nuestra parte y muy problemático desde el punto de vista moral dar la espalda a una ciudad que lucha contra los islamistas tan duro como es en este momento particular», apuntó, para asegurar que esta medida «es momentánea». 

La Casa Blanca ha estado presionando al Gobierno de Recep Tayyip Erdogan para que permita a los peshmerga u otros grupos combatir en la zona. 

Por el momento, se desconoce si los soldados iraquíes, que ya combaten al El en su propio territorio, tendrán capacidad para enviar más refuerzos a Kobane. 

Mientras tanto, Estados Unidos continuó con sus ataques aéreos. En Siria se destruyó un cargamento de armas sin dueño para impedir que cayese en las manos equivocadas, al tiempo que en Irak la coalición atacó posiciones del Estado Islámico cerca de Amiriyat Al Faluya, así como una refinería de crudo en Biyi. 

 

Buenas noticias. Entre tanto, en Irak, los combatientes de la milicia terrorista se retiraron de la provincia de Saladino, al norte de Bagdad, donde decenas de radicales abandonaron el territorio bajo su control cerca de Tikrit y se marcharon hacia la provincia de Nínive, más al norte del país. 

Tikrit, a unos 160 kilómetros de la capital, fue bombardeada en los últimos días con intensidad por la alianza internacional. El Ministerio de Defensa danés comunicó que F-16 del país participaron por primera vez en los bombardeos contra los extremistas. 

El Ejército iraquí avanza, sin embargo, muy lentamente sobre la zona, debido a la gran cantidad de trampas explosivas que suele dejar el grupo yihadista cuando se retira de cualquier región. 

En diversos combates, el pasado domingo murieron en total 40 combatientes radicales y fueron destruidos 18 vehículos de la milicia, señaló el jefe de Policía de Saladino. Además, se desactivaron 30 bombas. 

Los extremistas del EI habían avanzado a mediados de junio en dirección a Bagdad tras tomar la ciudad de Mosul, en el norte de la nación árabe. 

Por otro lado, un terrorista suicida mató al menos a 10 personas al detonar la carga que portaba consigo en una mezquita chiita en Bagdad. Asimismo, tres coches bomba estallaron dentro y en los alrededores de la ciudad de Kerbala. Al menos cinco personas murieron en esta ciudad santa para los chiitas y que se encuentra al sur de la capital.