Consuegra, capital medieval

J. Galán
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El municipio toledano viaja en el tiempo para rememorar la batalla en la que murió el hijo del Cid, Diego Rodríguez, ante 8.000 visitantes

Olor a incienso y a hierbas naturales, vestimentas humildes, de todos los colores, sonidos de gaitas, flautas y tambores en el ambiente, oficios a las damas, danzas medievales, batallas entre caballeros y, sobre todo, espíritu de convivencia es la mezcla exitosa que se respira en Consuegra durante este fin de semana. La magia del medievo llega al territorio toledano acompañado de 8.000 visitantes, aproximadamente, para disfrutar de una tradición propia del pueblo y de sus habitantes, creada por y  para ellos, con el objetivo de generar un ambiente positivo entre los espíritus actuales y los que aun sobrevuelan por el municipio desde el año 1097.

Con la Plaza de España rodeada de ojos que esperaban observar un bonito espectáculo, se hallaba la  Corte del ejército Castellano-Leonés, que pacientes vislumbraban la tranquila llegada de una joven que tocaba el violín, como si acariciando a su bebé se tratara, para poner por adelantado, la atención de los visitantes en el centro de la Plaza. El elegante sonido del violín se detiene ante la alegría de unos niños que juegan y rodean a la joven mientras llevan en sus brazos todo tipo de frutas y dulces. Entre juegos y danzas, los representantes infantiles abandonan el foco de la escena entre carreras y gritos. Comienza el espectáculo. Al ruido de los tambores y voces masculinas, llegaba el ejército Castellano-Leonés a la Plaza de España para ordenar sus filas y ofrecer su honor como caballeros a la Corte y a las doncellas que, a lo alto del Museo Municipal, les admiraban. Y así es como la tradición medieval de Consuegra iniciaba su recreación histórica en la Plaza de España, con la llegada del ejército local, por aquel entonces, y también, con la posterior presentación del ejército almorávide, representando a todo el norte de África y al sur de la Península Ibérica, con sus túnicas oscuras que les tapaban todo el rostro, a excepción de sus ojos.

Consuegra vive durante los días 11, 12 y 13 de agosto su habitual vuelta al medievo en su 21ª edición, en la que los habitantes del pueblo, adultos y niños, representan un tramo de la historia española en la que sucedió la segunda batalla más directa entre el ejército Castellano-Leonés y el Almorávide, teniendo estos últimos la reconquista de la ciudad de Toledo entre sus objetivos. Después de presentar ambos ejércitos en la Plaza de España, se iniciaron las actividades del fonsado castellano en el Castillo de Consuegra, donde se representan escenas de la vida cotidiana de la época, de la Corte y, sobre todo, de la vida del joven Diego Rodríguez, hijo del Cid, desde su nombramiento como caballero hasta su muerte en la batalla final. Esta escena final, conocida como la ‘Satrany’, se representa en un tablero de ajedrez humano en la Plaza de toros del municipio.

Esta tradición que, recientemente ha acogido el galardón de Interés Turístico Regional, tiene en sus vecinos los principales avales para animar la fiesta. Y es que alguno de ellos mencionaba que «es muy emotivo ver como cada año la gente pone mucho sentimiento en participar, porque es algo muy nuestro», demostrando las preferencias de estos en la actividad realizada en el castillo, y en los pequeños detalles como las representaciones habladas en castellano antiguo.Por todo esto, por el idioma de los trovadores, por el idioma árabe, por el castellano antiguo, o por el moderno, los habitantes de Consuegra pueden sentirse afortunados porque son de los pocos municipios españoles que consiguen viajar en el tiempo durante un fin de semana.