García Pinilla: «Deberíamos evitar los tópicos al referirnos a Felipe II»

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El catedrático de la Universidad de CLM presentó en la Biblioteca de Castilla-La Mancha el volumen colectivo 'Disidencia religiosa en Castilla la Nueva en el siglo XVI', publicado por Almud

García Pinilla: «Deberíamos evitar los tópicos al referirnos a Felipe II»

«Felipe II fue una figura demasiado compleja como para realizar una pintura en blancos y negros de su religiosidad. Desde hace ya varios años, son muchos los historiadores que han hecho hincapié en su formación erasmista, en su apertura a la esperanza religiosa (a la corriente conocida como irenismo, que confiaba en que se alcanzase la paz entre todas las confesiones) durante los primeros años de su vida. Fue más adelante, conforme se radicalizó la situación de la política europea y surgieron focos luteranos en España, cuando su postura varió». Sin embargo, explicaba ayer el profesor Iñaki García Pinilla, catedrático de Filología Latina de la Universidad de Castilla-La Mancha, la dimensión religiosa del monarca -«que por otra parte no conocemos lo suficiente como para desarrollarla únicamente a base de tópicos»- tiende a entremezclarse con las motivaciones políticas. «Un ejemplo son los procesos contra luteranos durante su reinado. A partir de 1570 fueron raras las acciones contra luteranos españoles, pero no así contra los extranjeros que hacían proselitismo protestante, sobre todo calvinista, en los territorios del reino».

García Pinilla es el coordinador del libro Disidencia religiosa en Castilla la Nueva en el siglo XVI, un volumen colectivo publicado por Almud (el número 55 de la colección Biblioteca Añil) en donde han participado nueve especialistas, algunos de ellos procedentes de países como Reino Unido, Italia, Francia y Costa Rica. El libro, que fue presentado en la Biblioteca de Castilla-La Mancha, ahonda «en un aspecto que la historiografía tradicional ha tenido bastante olvidado: la disidencia religiosa durante el siglo XVI».

García Pinilla, enemigo de los tópicos con los que a menudo se pintan los protagonistas de esta etapa, un momento de gran efervescencia espiritual y del que formaron parte acontecimientos como el Concilio de Trento y el desarrollo de la Inquisición, explicó que «en el siglo XIX se consolidó la idea de que ser español en tiempos de Felipe II equivalía única y exclusivamente a formar parte de la ortodoxia católica». Por el contrario, durante este momento, que a menudo se identifica con una férrea opresión religiosa por parte del monarca, «hubo mayor convivencia y variedad de lo que a menudo pensamos, cristianos disidentes que, además, convivieron aún con moriscos y judaizantes dentro de una España enormemente compleja».

En Castilla la Nueva (una denominación que sus autores encuentran más precisa que la nomenclatura de la autonomía actual, Castilla-La Mancha) fueron varios los ejemplos de esta disidencia, sobre todo en los tres importantes focos de Cuenca, Toledo y Alcalá de Henares. Concretamente, Disidencia religiosa en Castilla la Nueva en el siglo XVI recoge la peripecia vital de representantes del mundo converso, el mundo protestante y el mundo alumbrado, con especial atención a figuras como el erasmista Juan de Vergara, los protestantes Juan Díaz y Juan de Luna (este tardío, ya del siglo XVII), y católicos disidentes como Juan de Valdés (fuera de España) y Constantino de la Fuente. «Como coordinador del libro, es un halago haber contado con la colaboración de tantos especialistas en esta materia. Espero que el libro se convierta en una obra de referencia para el análisis de este fenómeno», concluyó Iñaki García Pinilla, quien señaló que es un campo de estudio muy amplio, abierto a la elaboración de futuras investigaciones.