La reducción de oficinas deja la provincia con 227 abiertas

Á.De la Paz
-

En 2010, Toledo tenía 322 sucursales de cajas de ahorro abiertas, cifra que se ha reducido en casi un centenar. La media de trabajadores en cada sucursal es de 3,6, inferior al promedio del conjunto de España

El número de oficinas cerradas en Toledo roza el centenar desde 2010. De las 332 sucursales abiertas entonces quedan 227 en funcionamiento hoy. El recorte en el último año del que hay datos, entre 2016 y 2017, dejó sin funcionamiento a 16 delegaciones. Los procesos de concentración de cajas llevaron al cierre de las oficinas menos rentables y de aquellas que se multiplicaban sin que un mercado local concreto demandara tal oferta. También favoreció el cierre de sucursales el ajuste en las plantillas, vía prejubilación o expediente de regulación de empleo. Tal es el caso de la extinta Caja Castilla-La Mancha (CCM): la entidad pública forma parte de Liberbank tras su rescate con dinero estatal en 2009 y su posterior integración, ya como Banco de Castilla-La Mancha, bajo el nuevo paraguas de Liberbank junto a las cajas de Extremadura, Cantabria y Cajastur.

La reducción de oficinas es aún más acusada en el conjunto nacional. Los 23.253 puntos de atención para el cliente repartidos por todo el territorio nacional en 2010 han menguado hasta casi la mitad. A finales de 2017, quedaban 12.229 sucursales en España.

Según los datos de la memoria de la CECA, cada oficina bancaria en Toledo tiene 24 millones de euros de media prestados en créditos. El promedio de trabajadores en cada sucursal es de 3,6. Cada oficina atiende a algo más de 3.000 clientes.

Si se contraponen estos datos con los de la media nacional, cabe señalar el menor peso de Toledo frente a la cuota prestada por cada oficina (de los 24 millones en la provincia a los 39 en el agregado nacional) y su peor posición respecto al número de trabajadores que emplea cada sucursal (de los 3,6 de Toledo a los 5,9 en el total de España). Ambas realidades sugieren que las oficinas locales son más pequeñas que las del conjunto del país. Sólo mejora la ratio de ciudadanos atendidos en cada delegación: mientras que el promedio se sitúa en 3.808 habitantes por oficina, en Toledo la relación desciende hasta los 3.026.

En Castilla-La Mancha, y dentro del ámbito de las ya inexistentes cajas de ahorros, destaca la fortaleza de la que sigue gozando la marca Liberbank, heredera de la antigua CCM. Esta entidad cuenta con 134 oficinas, distribuidas entre las 129 del Banco de Castilla-La Mancha (nombre sólo jurídico tras el que continuó operando la antigua CCM) y las cinco de la propia Liberbank. Caixabank suma 56 sucursales, 29 Bankia, cuatro Ibercaja, dos Kutxabank y una Unicaja y Abanca respectivamente.

La cifra de oficinas de la CECA distribuidas por la región llega a 705. La relación entre Toledo y Castilla-La Mancha muestra el alto grado de bancarización de la provincia. Una de cada tres sucursales adherida a la patronal de las antiguas cajas se ubica aquí.

La memoria de la CECA no detalla la pérdida de plantillas por provincias, aunque sí realiza un cómputo general que abarca a todo el territorio español. Las antiguas cajas han suprimido 62.523 empleos desde 2008. La nómina de 134.867 trabajadores en el momento del estallido de la crisis se ha reducido hasta los 72.344 en cierre de 2017. Sólo en 2012, el ejercicio de mayores ajustes, se suprimieron 15.000 puestos de trabajo. El informe constata que se han suprimido unos 2.400 puestos de trabajo en 2017.