Opositores a la caza de una plaza en la Administración

J. Galán
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Desde las tres hasta las quince horas diarias puede pasarse un opositor estudiando para conseguir sus metas. Esfuerzo, sacrificio y, sobre todo, ilusión son las banderas de estos guerreros estudiantes

A la hora de buscar empleo las nuevas generaciones cada vez piensan más en opositar para asegurarse un futuro en el mundo laboral. Ya sea para funcionario público o para algún Cuerpo del Estado, los opositores combinan sus estudios con otro tipo de formaciones universitarias o trabajos temporales. Muchos de ellos coinciden en que el trabajo y el sacrificio son dos conceptos básicos para encarar este tipo de pruebas, sin olvidarse del descanso como el pilar que refuerza sus mentes. En la edición impresa del domingo 12 de agosto se han reflejado algunos casos de opositores toledanos.

Álvaro Rosado es un joven estudiante de Derecho en la UCLM que tiene muy claro cual es su objetivo en la vida, ser Policía Local. A sus 21 años de edad, el joven toledano acaba de comenzar su andadura en la oposición como algo vocacional, ya que le viene de familia, al tener a su tío como ejemplo y referente en este aspecto. Pese a estar en segundo año de su carrera universitaria, Álvaro plasma su mirada en un futuro ligado a la Policía, pero sabe que toda formación le ayudará a realizarse como persona. Con tan solo 1 año en una Academia, y 4 meses de estudio, Álvaro ya ha probado suerte en el difícil trayecto de las oposiciones, y hace aproximadamente un mes, se presentó a las pruebas de Daimiel, donde consiguió superar las pruebas físicas, para caer en el siguiente examen, correspondiente a la prueba teórica de tipo test. El joven opositor sabe que su aventura acaba de comenzar y ya se está preparando para presentarse en nuevos destinos como Santa Cruz de Mudela o Almagro, donde ya se ha matriculado.

El Cuerpo de la Policía Nacional no sabe lo que se le viene encima. Victoria Plaza es una chica que llega con muchas ganas de colocarse el uniforme de Policía Nacional. Pese a que su vocación natural era dedicarse al arte y, de hecho, sus estudios comenzaron por ese sector, Victoria reescribió su destino para convertirse en una integrante de los Cuerpos de Fuerzas y Seguridad del Estado. Aunque Victoria ahora está trabajando en una tienda de ropa, su prioridad es la oposición, y se organiza los días para sacar huecos en los que pueda estudiar y entrenar. Antes solo trabajaba los fines de semana, por lo que tenía más tiempo para estructurarse mejor que ahora.

Siempre se ha dicho que las pruebas de bombero son muy difíciles de superar, pero el trabajo es el secreto para conseguirlo. Esa es la filosofía de Víctor Meléndez. Desde pequeño Víctor quería ser bombero, pero el «comentario general» de la gente acerca de esta profesión, la dureza de sus pruebas, lo hicieron replanteárselo. Sin embargo, cuando Víctor creció se reencontró a sí mismo y decidió que no hay nada duro si de verdad lo deseas con todas tus fuerzas. Desde ese momento, Víctor lleva dos años preparándose para enfrentarse a su sueño. Por el momento, solo se ha enfrentado a dos pruebas de oposición, en Toledo y en Orgaz, con resultado negativo, pero el sabe que no será un camino corto. «Tengo 23 años y puedo decir que no me corre mucha prisa».

Habitualmente, Víctor dedica sus días a prepararse, a conciencia, estas pruebas porque no tiene trabajo. Decidió centrarse en la oposición. Y consecuencia de esto, Víctor dedica alrededor de dos horas y media a su entrenamiento físico cada mañana, para ponerse con 4-5 horas diarias de estudio en sus tardes. En lo referente al descanso, Víctor lo hace los fines de semana para su entrenamiento, mientras que en el estudio prefiere «escuchar su mente» para no forzarse en días difíciles.

María es la luz del final del túnel. El caso de esta chica, natural de Argés, es el que los anteriores desean alcanzar. María Arredondo puede gritar que ya ha aprobado su oposición, y lo hizo, concretamente, en febrero de 2018. Después de estudiar la carrera de Bellas Artes, y dos máster posteriores de Técnico de Laboratorio y Diseño de Interiores, María decidió cambiar el guión de su vida hacia un rumbo mucho más difícil del que ella se pensaba. Con la intención de dedicarse al diseño, ella vio como la ausencia de trabajo en este sector la obligaba a plantear una alternativa. María escogió el camino de opositar hacia un cargo público del Estado. Pese a que comenzó estudiando unas 7 horas de media al día, el nivel de sus compañeros en la academia en la que cursaba la hizo pensar que debería emplearse a fondo para conseguir sus metas. A raíz de ese momento, y con una fecha de examen en la cabeza, María tomó la que dice que fue una de las decisiones más duras de su vida, empezar a estudiar 14-15 horas diarias, de 6:00 a 24:00 horas de la mañana, con sus pequeños descansos para las necesidades básicas. Aunque María deseaba obtener su plaza en Madrid, el destino la colocó en Barcelona tras aprobar la oposición en su primer intento, garantizándola un puesto en el Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE) para siempre.