Sus muebles, hasta su silla de ruedas, tirados a la basura. Él en la calle. Y la que fuera su vivienda, ocupada. Ese es el panorama con el que se tropezó hace unos días Manuel Martín Valderrama, un joven de 40 años, a quien una gravísima infección le obligó a tener que dejar su casa. Ahora, ya recuperado, se encuentra con que su piso, un bajo en el conflictivo edificio localizado en los números 2 y 4 de la calle Nuestra Señora de Cubas, su hogar durante años, ha sido ocupado. «¿Quién vive ahora?, no lo sé, no los conozco, llamé a la puerta y no me abrió nadie», dice este joven, apostado en su silla de ruedas, mirando la puerta de entrada de la que considera aún su vivienda, «ya en marzo de 2016 intentaron entrar, avisé y tapiaron la puerta y colocaron una chapa, pero da igual, han venido con una radial y han entrado», relata. Su queja se dirige sobre todo a la falta de respuesta por parte de la administración propietaria de esta vivienda, la Junta de Comunidades.