Dubrovnik. La perla del Adriático

Jorge Fraguas
-

Puerto histórico donde los haya en Europa y fiel testigo de la Guerra de los Balcanes, Dubrovnik es una de las ciudades con más encanto de Croacia. Parada imprescindible en los cruceros por el Mediterráneo, su belleza es indiscutible

Me encantan las ciudades que se ven en pocos días. Adoro viajar, es la mejor forma para desconectar de todo. Cuando uno está fuera, especialmente fuera de su país, parece que no existen los problemas, es como si los hubiéramos dejado en casa. Pero bien es verdad que, al menos en mi caso, cuando pasan unas pocas jornadas empiezo a echar de menos mi cama, mi alimentación... en definitiva la rutina, que aunque aborrezcamos, tanto nos ‘gusta’. Para la gente que es como yo, Dubrovnik, en Croacia, es un buen destino, porque en un par de días se puede obtener una imagen más que general de la ciudad, al tiempo que permite realizar excursiones a sitios cercanos y con mucho encanto, como puede ser Mostar, que está muy cerca, pero ya en otro país, en Bosnia Herzegovina. Un trayecto que recorre una costa plagada de acantilados, de aguas azules que no dejan indiferente.

Y me gustan las ciudades pequeñas porque soy de esos que quieren verlo todo cuando se animan a gastar (invertir) un poco de dinero, por si acaso no vuelvo a ese destino. Ciudades como Roma o París son muy difíciles de abarcar, pero Dubrovnik es otro cantar, además es uno de los puertos históricos de Europa y cuenta con una historia nada desdeñable, fiel testigo de la Guerra de los Balcanes. Sufrió graves daños entonces y ellos se aprecian cuando se realiza una ruta por sus murallas, en gran estado de conservación. Desde las alturas se puede contemplar que aunque la ciudad es centenaria y mantiene la esencia de esas urbes con muchos años de historia a sus espaldas, los tejados son nuevos, reflejo de los daños sufridos en aquellos años en que los conflictos fueron los protagonistas.

Pero, por suerte, eso quedó atrás y Dubrovnik -donde también paran muchos cruceros- está de moda. Pasear por sus calles es un auténtico placer. Sus suelos claros, sus edificios bajos con persianas verdes, como un pequeño pueblo de pescadores, toda rodeada de murallas... y encima con playa hacen de esta ciudad un destino perfecto donde combinar turismo y ocio, aunque la playa del casco histórico es bastante pequeña y suele estar ‘hasta la bandera’.

La configuración urbanística también es interesante. De la calle principal, cuyo suelo se muestra brillante, como si fuera un decorado, van saliendo calles en cuesta hacia un lado y llanas hacia el otro, hasta conectar con el mar. Y a pesar de que en los últimos años se ha convertido en un destino elegido por muchos, los precios, que siempre son importantes, no están mal.

No tiene excesivos recursos monumentales, por eso resulta gratificante tanto para los que nos frustramos si no podemos ver todo como para los que se hacen los remolones cuando se trata de caminar y caminar en busca de la foto perfecta. Su ambiente es relajado, movido pero sin excesivas apreturas y, además, es precioso, con esa combinación de beiges y verdes que confieren una sensación de limpieza agradable.

Dubrovnik es la capital del condado Dubrovnik-Neretva. Se encuentra situada a unos 500 kilómetros de la capital del país, Zagreb, a unos 350 de Zadar y a algo más de 200 de Split. Por su situación estratégica, durante cientos de años fue motivo de litigio entre diferentes contendientes, pasando por manos de bizantinos, venecianos, húngaros o turcos.

En 1272 fue dirigida por un gobierno aristócrata alcanzando su máximo esplendor en el comercio europeo, siendo uno de sus productos estrella la plata aleada con oro. Pero como si de una moneda de esos metales se tratase, al igual que tuvo cara, la ciudad tuvo su cruz y experimentó un importante declive cuando a mediados del siglo XVII un terremoto asola la ciudad. Posteriormente pasa a ser propiedad de Austria.

Fue una de las urbes croatas que mas sufrió la guerra contra Serbia y aunque a día de hoy el estado de la ciudad refleja los esfuerzos que se han realizado para su ‘puesta a punto’, aún quedan huellas de ese triste pasado reciente, ya que fue a comienzos de los años 90 cuando se produjeron los mayores daños, cuando cayeron cientos y cientos de bombas, de ahí que los tejados se muestren rojos, como recién puestos, dado que muchos se vinieron abajo como consecuencia del conflicto.

Nada mejor que adentrarse en la ciudad a través de la Puerta de Pile para viajar a siglos atrás, aunque no es el único de sus recursos, entre los que destaca la Plaza Luza, el centro neurálgico de la ciudad y en cuyo entorno se ubican dos de los espacios que no conviene perderse, como el Palacio Sponza, notable por la columnata de su atrio y sus tallas de piedra, o la iglesia de San Blas, muy bonita por fuera, más que por dentro.

También muy cerca está el Palacio de los Rectores,  que fue la sede del Gobierno y del rector en los tiempos en que Dubrovnik fue república independiente, y la catedral de Velika Gospa, construida en el siglo XII y que sufrió graves daños en los terremotos de los siglos XVII y XVIII, aunque, posteriormente, fue reconstruida y conserva toda su belleza, a la que se accede a través de una escalinata que le confiere mayor encanto.

Y tampoco se puede olvidar la fuente de Onofrio,  uno de los hitos históricos de la ciudad, ya que fue construida a en 1438 como parte del sistema de suministro de agua, y aunque, nuevamente, se trata de un monumento que también sufrió daños graves en el terremoto del siglo XVII, resume la grandeza que un día tuvo esta ciudad y que actualmente está volviendo a recuperar.

Lo bueno de Dubrovnik es que dentro de su casco histórico todo está cerca. Por eso, con apenas un par de días es suficiente, pudiendo aprovechar uno de estos fines de semana de puente. El vuelo si se coge con tiempo de antelación no resulta del todo caro, y los hoteles tampoco lo son especialmente. Además, la ciudad es pequeña, por lo que se puede optar por un establecimiento un poco más apartado del casco; en todo caso, en autobús -que suelen ir en temporada alta híper llenos- se llega en sólo unos minutos. Anota en tu agenda de destinos Dubrovnik. No volverás defraudado.