Después del varapalo sufrido por el PSOE de Susana Díaz en Andalucía, todas las miradas apuntan al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y a la posibilidad de que pueda adelantar las generales ante la caída de apoyos en el que fue bastión socialista y la falta de respaldo en el Congreso, medio año después de que consiguiera una unión heterogénea en el Hemiciclo para desbancar a Mariano Rajoy de La Moncloa. Sin embargo, lejos de convocar elecciones, el jefe del Ejecutivo lo que quiere es ver con quién puede contar en la Cámara Baja y, por ello, ayer anunció que el próximo mes de enero, tras aprobar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2019, llevará las Cuentas a la Cámara Baja para comprobar qué partidos siguen siendo sus aliados.

En las últimas semanas, el mandatario había sugerido que no presentaría los PGE sin tener atados antes los apoyos necesarios para que salieran adelante o, al menos, para que pudieran tramitarse en el Parlamento y no fueran tumbados en el primer debate de enmiendas a la totalidad. 

Sin embargo, el Ministerio de Hacienda, capitaneado por su titular, María Jesús Montero, ha seguido trabajando en los últimos días para sumar al consenso alcanzado con Unidos Podemos en esta materia al PNV y a ERC, por este orden. En este sentido, Sánchez no confirmó si este inesperado anuncio tiene que ver con que las negociaciones en la sombra han tenido un buen desenlace para sus intereses. «Ahora mismo, contamos con Podemos y esperamos unir al PNV. Además, tendemos manos y puentes al resto de partidos», señaló al respecto.