El Cristo Nazareno Cautivo, imagen titular de una joven pero cada vez más consolidada cofradía toledana -en septiembre se cumplirán cinco años desde su creación-, abrió las dos procesiones del Lunes Santo toledano. Dos y media, mejor dicho, si contamos, además de la procesión del Santísimo Cristo de la Esperanza, el encuentro del Cautivo con el Cristo de la Vega realizado en la Plaza del Ayuntamiento. Es muy significativo, a propósito de esta unión, que una de las hermandades más veteranas de la ciudad, con su característica imagen del Cristo desclavado, reciba a la cofradía más joven de todas.

La imagen del Cristo Nazareno Cautivo, talla obra de Antonio Martínez Rodríguez, abandonó la Catedral a las 21,00 horas con su sencillo hábito de terciopelo blanco. La salida, el encuentro con el Cristo de la Vega y el giro por la esquina de Nuncio Viejo con Hombre de Palo se desarrolló sin prisa, sin necesidad de atropellar el arranque de una semana que en 2014 goza por primera vez de la declaración de Fiesta de Interés Turístico Internacional. Un inicio lento pero seguro, que marcó la pauta para un recorrido alrededor de la Catedral seguido por abundantes fieles, visitantes y curiosos.

La noche, pese a las amenazantes nubes, hizo honor en sus primeros momentos a las previsiones que aseguran cierta bonanza hasta al menos la jornada del Viernes Santo. Únicamente sopló cierta cálida brisa que más que un inconveniente fue un buen acicate para los fotógrafos, con sus efectos sobre las llamas de los hachones, la vestimenta y el cordón del Cristo, los hábitos morados con capuz de los procesionantes o las recientes andas de Orovio de la Torre (Torralba de Calatrava) sobre las que el Cristo Nazareno Cautivo recorrió las calles del Casco al inicio de esta Semana Santa. La del año que viene, será la quinta.