El Ventorrillo lleva a Henche el triunfo

Dominguín
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Tarde de emociones y buen torero con un encierro colaborador para el triunfo de los tres novilleros. Menes cortó una oreja y perdió más trofeos por la espada al igual que el albaceteño Sahuquillo.

En el quinto acto de novillada sin caballos de Illescas, se batieron tres jóvenes sin dejarse ganar la pelea. Sólo el mal uso de los aceros privó a dos de los aspirantes a acompañar al alcarreño Adrián Henche en hombros y salir en volandas del coso.

Henche sorteó dos novillos colaboradores con movilidad y transmisión que supo aprovechar desde que se abrió de capote. Al segundo de la tarde el alcarreño le meció en verónicas encajadas que hacían al eral embestir al paso y chicuelinas garbosas que remató con una media. Citó en la réplica del quite por la espalda con varios ajustados lances vistosos y de riesgo.

Con la muleta se fue a los medios y supo entender la alegre embestida del novillo, que alegre obedecía a cada uno de los muletazos a derechas y zurdas le iba trazando Adrián. Los pases de pecho fueron de lo mejor junto con las benardinas de remate antes de coger los aceros que de haber acertado a la primera hubiese tocado pelo, pero la cosa quedó en una aclamada vuelta al ruedo.

En quinto lugar, saltó a la arena un bello jabonero recibido por Henche en el tercio con vistosas gaoneras por la espalda sacándose al animal hasta el centro donde lo remató con media verónica. Otra vez los medios fueron el lugar elegido para llamar al animal y torear bien y por bajo. Las tandas por la derecha fueron encajadas y largas, tirando del eral por bajo y conectando con el público. Estuvo sentado, con oficio y ambición rematando esta vez sí con la espada su labor, premiada por Francisco Romo, presidente del festejo con las dos orejas que le valieron para abandonar el coso a hombros de sus amigos.

Indalecio Sahuquillo tuvo una actuación voluntariosa ante un primer novillo, flojo pero noble, al que dándole las distancias adecuadas fue estructurándose una faena acoplada y de tacto. La condición del eral que venía rebrincado hizo que el albaceteño estuviese actuando de enfermero sin poder demostrar todo aquello que vino a enseñarnos a Illescas. Se tiró a matar sin muleta pero el novillo tardó en caer quedando en saludos desde el tercio. Al cuarto de la tarde, el de más cuajo de todos, Sahuquillo salió a por todas con el capote demostrando que está toreado y sabe lo que se trae entre manos. Pese a que el novillo no era un malva, el joven de Albacete le entendió a la perfección toreando bien con la derecha y rematando las tandas con largos pases de pecho. Otra vez la cruz de los aspirantes, la espada, cerró lo que hubiese sido una buena actuación quedando en un silencio tras un aviso.

El que cerraba cartel era Daniel Menes, novillero de gran valor y que tiene bien aprendido el oficio. No se le puede recriminar ni echar nada en cara, pues tuvo aptitud de novillero desde que pisó el ruedo hasta que lo abandonó. Con el capote muy variado en el tercero, pues se puso de rodillas en medio del albero y esperó al de ‘El Ventorrillo’ con la tela a la espalda, se arropó por delante con el capote y ante el asombro del respetable lo saco por detrás. Taras esto fue recorriendo el ruedo eso sí, rodilla en tierra y entre largas y afarolados de rodillas hizo poder en pie al público de la cómoda plaza. De rodillas se fue también a los medios con la pañosa y comenzó con valor espartano el trasteo fundamental algo trastabillado. Ya de pie tuvo momentos brillantes con muletazos relajados olvidándose del cuerpo y bajando la mano hasta detrás de su cadera. Mató mal, lo que le privó de trofeo al de Madrid que se tuvo que conformar con una vuelta que le pareció a poco, por la cara que llevaba.

Al que cerraba la tarde lo volvió a recibir con dos largar y luego una serie con el capote a la espalda. Empaque tuvo su comienzo de muleta, con temple y acompañando al bravo eral, sacando los oles de los asistentes. Volvió a sacar las buenas condiciones que tiene Menes y tuvo pasajes muy brillantes de mano baja y de duende. Esta vez el acertar al segundo intento le valió para cortar la oreja que supo a poco tras la sólida actuación de chaval.