Mora ha detectado más de 1.000 viviendas que tributaban como parcelas

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Son un total de 86 las localidades de la provincia de Toledo que van a ver actualizado su catastro el año que viene, según una resolución reciente del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Hay casos como el de Ocaña en el que la última

jorge fraguas | TOLEDO

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No en todos los casos, o al menos los alcaldes no lo reconocen, el interés pasa por incrementar los ingresos en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), ya que algunos ayuntamientos han solicitado la revisión catastral de sus municipios para poder regularizar las viviendas que aún siguen tributando como parcelas, entre otras incidencias, y así poder ajustar el tipo impositivo, poner en marcha bonificaciones, etc. Pero sea como fuera, un total de 86 pueblos de la provincia de Toledo van a ver revisado su catastro el próximo año, tal y como ha anunciado el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas y publicado recientemente el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Se dan casos como el de Mora, cuya última revisión tuvo lugar en 1996 y donde el equipo de Gobierno ha detectado hasta más de 1.000 viviendas que aún estaban pagando el impuesto como parcelas, mientras que en otras localidades como Bargas, lo que el Ayuntamiento pretende, sobre todo, es poder contar con la actualización de cara a poner en marcha bonificaciones, amén de que la situación esté regularizada y contar con datos reales dado el crecimiento de esta población en los últimos años, sobre todo en la pasada década, justo después de la última revisión, que se realizó en 1999.

Llaman la atención otros casos como el de Ocaña, que pese a ser uno de los municipios con mayor entidad de la provincia de Toledo, realizó su última revisión en 1987, siendo la localidad con más años sin actualización de las cerca de 90 que integran la lista del Ministerio.

Mora

En Mora, tal y como explicó su alcalde, Emilio Bravo, se han detectado hasta más de 1.000 viviendas que han venido tributando como parcelas, una situación que, entiende el regidor, tiene que acabarse, por una mera cuestión de igualdad, ya que «todos los vecinos tienen que tener las mismas condiciones».

Como el recibo cargará los últimos cuatro ejercicios, el edil espera poder poner en marcha el fraccionamiento de los pagos, aunque, a este respecto, agregó, se está a la espera de lo que determine el Organismo Autónomo Provincial de Gestión Tributaria de la Diputación, que es quien se encarga de la gestión de los impuestos morachos. También serán los cálculos que realice el Organismo los que permitan determinar en qué medida aumentan los ingresos del Ayuntamiento en concepto de IBI.

Torrijos

En Torrijos, la última revisión catastral data de 2010, siendo una de las localidades más actualizadas. En todo caso, su alcalde, Anastasio Arevalillo, explicó que la revisión -que solicitó el equipo de Gobierno anterior- surge a petición de los vecinos, que entienden que el valor de mercado actual de sus viviendas está por encima del real, en tanto que la actualización se hizo en 2010 y desde entonces el valor de los inmuebles ha ido en descenso.

Arevalillo estima que el recibo en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles podría reducirse, de media, en torno a un 15 por ciento con la actualización.

Yuncos

Una situación similar se da en la localidad de Yuncos, donde la última actualización se produjo en 2007, coincidiendo con pleno boom de la construcción, cuando se fueron encareciendo las viviendas de manera progresiva, como recuerda la alcaldesa, María José Gallego. Por tanto, entiende la regidora que los precios que se fijaron entonces son «irreales».

En este sentido, la actualización del catastro en su municipio vendrá acompañada de una reducción del recibo del IBI. «No tengo duda de que los nuevos valores no van a tener nada que ver con los anteriores, y esto se va a ver reflejado en una bajada del impuesto», manifestó.

Bargas

En Bargas también es más que necesario proceder a la actualización, puesto que la última revisión data de finales de los 90. Desde entonces el municipio no ha hecho más que crecer, aunque, según apunta el alcalde, Gustavo Figueroa, el Ayuntamiento ya ha venido realizando trabajos para regularizar la situación de los inmuebles que se encuentran, o encontraban, tributando de un modo cuando les correspondería otro, lo cual ha favorecido ir ajustando los ingresos y disfrutar del superávit actual de las cuentas;  no en vano es el IBI, toda vez que el impuesto de Construcciones casi ha pasado a la historia, la principal fuente para ‘engordar’ las arcas municipales.

Con el catastro actualizado, el Consistorio podrá proceder a ajustar los tipos impositivos en función de las cifras reales, planteándose una serie de bonificaciones, como para las empresas que generen empleo. Se trata más que de ingresar de favorecer la «equidad», agrega Figueroa.

Ocaña

Ocaña es un municipio excepcional porque a pesar de ser uno de los más grandes de la provincia y cabecera de comarca, su catastro está completamente desactualizado, ya que el Ayuntamiento se está rigiendo por los valores de finales de la década de los 80. Este año, comentó su alcaldesa, Remedios Gordo, ya se ha procedido a una revisión parcial, lo cual se está notando en los ingresos, puesto que como ocurre con otros tantos municipios, había viviendas que tributaban como parcelas y fincas donde se habían realizado mejoras que no estaban registradas.

Ya con las cifras reales, el Ayuntamiento quiere dar cumplimiento a su promesa electoral de rebajar el tipo impositivo que depende de la Administración local. Una simple cuestión de «justicia fiscal».

Sonseca

Lo mismo ocurre en Sonseca, donde también se ha procedido a una revisión parcial este año. Su alcalde, Juan Carlos Palencia, dice que más que de ingresar, de lo que se trata es de regularizar, aunque, indirectamente, esta situación está generando más beneficios para el pueblo. No obstante, precisó, no se tienen contabilizados porque en esa revisión parcial que ha realizado el Catastro se han observado muchos errores, que el Ayuntamiento espera se puedan solventar lo antes posible para, ya en 2016, tener la documentación totalmente actualizada y actuar en consecuencia, ajustando los recibos a los valores reales, porque «entendemos que es justo que todos los vecinos estén al corriente de pago de las cifras que les corresponden».