Un americano y un neozelandés, de visita en 'aTempora'

Leticia G. Colao
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Entre el 9 y el 10% de los visitantes de 'aTempora Talavera' proceden de fuera de las fronteras españolas,siendo franceses, ingleses, italianos y alemanes los más habituales. También han disfrutado de la muestra rusos, canadienses e incluso un mongol

Un americano y un neozelandés, de visita en ‘aTempora' - Foto: Manuel Reino Berengui

Que la exposición ‘aTempora Talavera. 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha’ está superando todas las expectativas de sus creadores, es un hecho. Que ha sobrepasado los 43.000 visitantes poco después de celebrar tres meses desde su inauguración, o que es la mayor muestra de cerámica que ha tenido lugar en Talavera y por extensión, en todo el país, ya se sabe. Pero lo que no es tan conocido es que a sus ya miles de visitantes se están uniendo algunos con miles de kilómetros a sus espaldas para conocer la singularidad de una exposición única.

Curioso es el caso de dos americanos, uno de Denver (Colorado) y otro de Nevada. El primero, procedente de Estados Unidos pero de origen polaco, viajó expresamente desde Madrid a Talavera a principios de noviembre para conocer la exposición de cerámica, como buen aficionado a esta artesanía. En otro momento, repitió visita para llevarse el catálogo de ‘aTempora’ hasta el continente americano, según explica el coordinador de la sede de Santa Catalina, Felipe Perea.

El segundo, del estado de Nevada, visitó la muestra aún sin la publicación de los dos tomos, «quedando tan interesado, que posteriormente dejó sus datos para recibir el catálogo en su domicilio».

Ellos son tan sólo una pequeña parte del 9 o 10 por ciento de las visitas extranjeras que recibe la exposición dividida en sus cuatro sedes. La mayor parte, indicó Perea, proceden de los países de Europa Occidental, Francia, Inglaterra, Italia o Alemania, país este último de donde llegó un ceramista que pidió ser avisado con la publicación del catálogo, que posteriormente se le hizo llegar mediante un enlace español.

Las visitas también han llegado de Rusia, de Mongolia o incluso de Nueva Zelanda y Australia, además de Suecia, Canadá y diferentes países de Sudamérica. Chinos y japoneses son, por supuesto, otros de los visitantes más especiales fuera de las fronteras españolas.

La mayor parte llega con una información concreta de lo que se va a encontrar. «Vienen muy informados, buscan fundamentalmente turismo cultural y exposiciones», y suelen hacer la visita de forma individual, sin guías. Ellos, como el resto de visitas, finalizan la muestra «con un nivel de satisfacción alto».

Los turistas españoles, y entre ellos los castellano-manchegos, conforman el grueso de las visitas que desde el 21 de septiembre han llegado a la antigua iglesia de Santa Catalina, el Museo Ruiz de Luna, el Centro Cultural Rafael Morales y el claustro de La Colegial, que además conforman en sí mismas importantes obras del patrimonio talaverano.

Perea asegura que pueden suponer alrededor del 75 por ciento del conjunto de visitantes, especialmente de martes a viernes, con especial presencia de Talavera y su comarca, además de la provincia, mientras que los fines de semana son los madrileños los mayoritarios en la muestra, aprovechando la cercanía y la promoción llevada a cabo en la estación de Metro de Sol. Vecinos de la provincia de Ciudad Real y Cuenca, destacan de la región, mientras que andaluces y gallegos, con extremeños en menor medida, ocupan los primeros puestos entre las visitas nacionales.

Talavera y su comarca, como no podía ser de otra manera, lideran las diferentes clasificaciones con las visitas organizadas por asociaciones e instituciones de todo tipo, centros escolares o políticos. Muchos de ellos, afirma el coordinador de Santa Catalina, han repetido visita posteriormente.

 

San Prudencio o Santa Catalina. Entre tanto visitante, las anécdotas son continuas en las sedes de ‘aTempora’.  Una de las más significativas, además en clave local, es la extrañeza de algunos visitantes que, tras preguntar a los mismos talaveranos por la ubicación de la iglesia de Santa Catalina, reciben una negativa por respuesta, asegurando incluso algunos que este templo no existe en la ciudad.

Todo tiene su explicación, la rehabilitada iglesia talaverana, dedicada aSanta Catalina por el arzobispo Tenorio en el siglo XIV, es más conocida en los últimos años en Talavera como iglesia o complejo de San Prudencio. Tras pertenecer a los Jerónimos y a los Jesuitas en siglos posteriores, ya en el siglo XX pasó a manos de la familia Aguirre, concretamente de don Jacinto Aguirre Oyarzabal, nacido en Vitoria, y casado con doña Teresa Jiménez de la Llave, talaverana de nacimiento. Ambos, crearon un colegio de huérfanos bajo la advocación de San Prudencio, patrón de Vitoria y nombre del hijo de los fundadores, fallecido de niño.

Después de casi cuatro décadas cerrado al culto y necesitado de una rehabilitación que finalizó en marzo del presente año, el singular edificio sigue compartiendo ambos nombres casi por igual, entre los talaveranos.

Las anécdotas, y los visitantes, seguirán creciendo hasta el 24 de marzo, fecha definitiva de cierre de ‘aTempora Talavera’ tras la ampliación de dos meses más.