LA PASIÓN CON MÁS PASIÓN

J.F.
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Los usuarios del centro de discapacitados de Amafi, en Yepes, representan su versión de la Pasión de Cristo, mostrando que discapacidad no es más que un sustantivo que no significa falta de capacidad

Por séptimo año consecutivo los usuarios del centro de discapacitados de Amafi, en Yepes, vuelven a subirse a las tablas para demostrar que discapacidad no es más que un sustantivo, una palabra que no lleva aparejada la falta de capacidad, en su representación de la Pasión, que tuvo su primer pase la pasada jornada y hoy volverá a representarse, aunque ya tuvieron un primer contacto estos días pasados con su puesta en escena en un colegio de Aranjuez, tal y como detalló la presidenta del colectivo, María Ángeles del Cerro.

Del Cerro recordó que la iniciativa surgió por parte del grupo de profesionales que se encargan del centro de Yepes, una propuesta «con la que nos entusiasmamos todos, y aunque vimos que era difícil, nos lanzamos». El paso de los años ha ido permitiendo introducir mejoras en el montaje de los escenarios, así como la inclusión de nuevas escenas, porque los actores suelen ser los mismos y recuerdan parte de lo aprendido el año anterior, llegando la representación a cerca de dos horas en la actualidad.

Durante la obra, los actores y actrices de Amafi «son capaces de demostrar su buen hacer y demostrar a todos sus gran capacidad. Transmiten una ternura impresionante, un gran esfuerzo; es impactante», subraya la presidenta del colectivo, que agrega que en todos estos años, las diferentes puestas en escena han contado con un público de unas 2.000 personas.

Y esto «para nosotros, para la asociación, es muy importante, porque cumple con nuestros objetivos de integración, y además de una forma preciosa, porque se nos tiene en cuenta en la serie de grupos que representan la Pasión en Castilla-La Mancha».

Sin embargo, para lograr estos fines se necesitan muchas horas de ensayo, que arrancan tras las Navidades, y no todos los días los ánimos están arriba, como ocurre, no obstante, con cualquier grupo de actores aficionados. A ello hay que sumar el «reto» de representar fuera del centro cultural de Yepes, como ha ocurrido estos días pasados en Aranjuez, ya que las dimensiones del escenario varían, con el consiguiente esfuerzo adicional, pues algunos de los actores tienen una visibilidad muy reducida, caso del usuario que hace el papel de Pilatos, el cual tiene que aprender en braille y que necesita la ayuda de los compañeros para desplazarse por el escenario, lo que da muestras de la solidaridad que reina en este grupo.

«Hay días que se cansan más, hay nervios, algunos enfados... pero cuando llega el momento de la representación, al final todo sale», comenta Del Cerro, que reconoce que los diálogos están adaptados a las capacidades de los actores, aunque, en todo caso, siempre logran el beneplácito del público, que se emociona viendo la pasión de los jóvenes representando el momento culminante de la vida de Jesús, los momentos antes de su muerte.

«Esto no es un entretenimiento, es una representación muy seria a base de mucho trabajo y que viene de nuevo a demostrar que, muchas veces, las limitaciones se ponen desde fuera, porque una persona con discapacidad y los apoyos adecuados nos puede mostrar una capacidad maravillosa. Llevo muchos años de presidenta y creo completamente en lo que digo», manifiesta Del Cerro, para quien «lo importante es tener oportunidades que nos permitan disfrutar y comprobar las capacidades diferentes de las personas con discapacidad intelectual».