Una imagen de leyenda

i. g. villota | TOLEDO
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Numeroso público aguantó a la madrugada del Viernes Santo para contemplar la procesión del Cristo de la Vega, un icono de la Semana Santa de Toledo

Centenares de personas disfrutaron de la procesión - Foto: Víctor Ballesteros

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La Virgen del Amparo consiguió que la ciudad de Toledo se volcase con ella la noche del Jueves Santo. Miles de personas salieron a la calle para contemplarla en su procesionar por el Casco, pero además la mayoría del público aguantó a la madrugada del viernes para disfrutar de una de las procesiones más características de la Semana Santa toledana, la del Cristo de la Vega, protagonistas de leyendas y honrado por José Zorilla en su poema ‘A buen juez, mejor testigo’.  

La Virgen del Carmen y el Cristo de la Vega se encontraron en los Carmelitas DescalzosLa Virgen del Carmen y el Cristo de la Vega se encontraron en los Carmelitas Descalzos - Foto: Víctor Ballesteros El buen tiempo ha sido protagonista estos días de Pasión, permitiendo que todas los tronos salieran de sus ‘casas’. Por eso, en ningún momento se temió por la procesión del Cristo de la Vega, portado por una veintena de penitentes. Los primeros hermanos, ataviados con hábitos granates, ceñidos con un cíngulo amarillo y capuz y escapulario blanco, se asomaron por la Puerta Llana coincidiendo con los primeros redobles de un tambor que se adueñó del silencio y del respeto de un público entregado.

Tras ellos, a las doce de la madrugada, hizo su aparición por la Puerta Llana de la Catedral la imagen de Cristo muerto en la cruz con el brazo derecho desclavado del madero ante la mirada atenta de los toledanos y turistas que no quisieron perderse una de las procesiones más largas en la capital regional.

Junto a él, a modo de custodia, dos hileras de penitentes, algunos iluminando la noche con sus faroles. El recorrido siguió con una parada obligada para que los seminaristas entonaran sus tradicionales motetes en honor al Cristo.

El Redentor le esperó en el pórtico de Santo Domingo el RealEl Redentor le esperó en el pórtico de Santo Domingo el Real - Foto: Víctor Ballesteros La procesión continuó su recorrido por la plaza del Ayuntamiento, Arco de Palacio, Hombre de Palo, Cuatro Calles, Comercio, para hacer una maniobra complicada antes de enfilar la Cuesta de Belén, la calle la Plata, y la plaza de San Vicente. Más tarde, llegó otro de los momentos más bellos del recorrido. Sucedió en la plaza del convento de los Carmelitas Descalzos donde, por segundo año consecutivo, se produjo el encuentro entre la Virgen del Carmen y el Cristo con el brazo derecho desclavado. A pesar de la hora, numeroso público no quiso perderse la reunión de la madre con su hijo, viviéndose uno de los momentos de mayor emoción.

Especialmente hermoso también fue el recorrido por los cobertizos, una de las señas de identidad de la Semana Santa de la ciudad, por lo poco transitadas que son las calles y por el silencio respetuoso y solemne de los espectadores.

Otro de los puntos clave del recorrido se produjo en la plaza de Santo Domingo El Real, cuando las puertas del convento se abrieron para que el Cristo Redentor saliese al pórtico a recibir al Cristo de la Vega. Los caballeros del Redentor, protagonista de la noche del Miércoles Santo en Toledo, rindieron homenaje al que inspiró a Zorrilla cantándole el Miserere.

Los cofrades y el Cristo salieron de la Catedral Primada
Los cofrades y el Cristo salieron de la Catedral Primada - Foto: Víctor Ballesteros
Después, los cofrades enfilaron la calle de Buzones, para continuar por la plaza de la Merced, la Puerta del Cambrón, la bajada de la Cava y el paseo de la Basílica hasta llegar a su ‘casa’, fuera de las murallas del Casco.