'El Fandi' campeón entre las masas

Pedro Manuel Puerta
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Tarde triunfal en Talavera con el granadino e Iván Fandiño saliendo por la puerta grande tras una floja corrida de Núñez del Cuvillo

Salida por la puerta grande de ‘El Fandi’ e Iván Fandiño. - Foto: Peña

Ni los altos precios, ni los días previos de lluvia y, sobre todo, ni la caída de dos de las tres figuras del cartel, pudieron desmerecer el tradicional festejo de la talaverana Feria de San Mateo. En pocos días, las lesiones de Alejandro Talavante y Enrique Ponce dejaron en cuadro la corrida, que pudo ser recompuesta con el concurso de ‘El Fandi’ y Padilla. La gente respondió y llenó más de medio coso, lo que hoy en día se puede considerar logro.

‘El Fandi’ se erigió como campeón de la feria, saliendo de ‘La Caprichosa’ con tres orejas y un rabo de botín, alta recompensa para lo que mostró en el albero. El quinto toro fue manso al caballo, a las banderillas y durante el tercio de muleta. El granadino le daba muchos muletazos, pero como bien es sabido, dar pases no es torear. Sin embargo, al terminar la banda su pasodoble, el matador se vino arriba: pidió otra, como si de repente hubiera descifrado lo que aquel animal podía mostrar, y le endosó dos tandas llenas de despaciosidad y gusto.

Poco más ocurrió con el astado, pero para cuando se quiso dar cuenta, el público ya estaba en el bolsillo de ‘El Fandi’ y le solicitaba los máximos trofeos. Antes, en el segundo de la tarde, un ratón inquieto, le había toreado con gracia en la capa (alejándose, gracias a Dios, del monopolio mainstream de las chicuelinas, única suerte que parecen conocer los toreros cuando quieren ‘innovar’) y había ofrecido unas rotundas banderillas y una trabajada faena que le valieron una oreja.

Padilla, ganas de agradar. Padilla llegaba con las ganas de agradar propias de alguien que pone tanta pasión en todo lo que hace. No tuvo, sin embargo, fortuna ni con los toros ni con los aceros. Al manso que abrió plaza lo banderilleó con maestría, pero no pudo reconducirlo en la muleta, donde pasó de rematar en alto a embestir a trompicones. Su castaño segundo fue, por otra parte, más sincero.

Desde el principio demostró su falta absoluta de fuerzas para la lidia, hecho que fue señalado por los tendidos. Quiso encenderse y levantar la faena con la venia de la banda y los allí presentes, pero cuando el animal no colabora, poco hay que hacer.

Fandiño sufrió males similares con el que salió en tercer lugar, de bonita capa melocotón. Sufrió, pues lo único bonito que tenía era eso. Dobló las manos en varias ocasiones, y esto obligaba al de Orduña a torear con el paño a media altura, sin forzarle. Su esfuerzo mereció una oreja. Del que cerraba plaza poco hay que reseñar. Una lidia anodina finalizada con una faena sin transmisión, en la que el matador no terminó por acoplarse a lo que exigía el flojo ejemplar de Núñez del Cuvillo. Al hilo del juego que dieron en el albero, es necesario reflexionar sobre este tipo de ganaderías. Núñez es predilecta entre las figuras, las mismas que estaban contratadas en el originario cartel de la tarde de ayer. Dado su resultado, sería recomendable buscar en otras dehesas.