Biblioteca de terremotos

Luis J. Gómez / Toledo
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El historial sismológico de España está en Toledo. El Instituto Geográfico Nacional de Castilla-La Mancha almacena los archivos de los terremotos del último siglo y restaura los instrumentos que se utilizaban a comienzos del XX.

Biblioteca de terremotos - Foto: Víctor Ballesteros

En plena Guerra Civil, el 11 de octubre de 1938, Santander sufrió un terremoto de 4,9 en la escala Richter que se notó por toda Cantabria y País Vasco. El registro de ese sismo está en Toledo, como el de todos los que se han producido en España desde que se empezaron a detectar gracias a los sismógrafos, hace ya más de un siglo. Se conserva la banda sísmica, una tira oscura en la que se ven los trazos que marcan cuándo se produjo el terremoto. También están los cuestionarios que remitían entonces los colaboradores que tenía el Servicio Nacional de Sismología en cada pueblo y que podían ser el profesor, el boticario o el párroco. En esos documentos contestaban si se había sentido el movimiento de tierra en su localidad. Con esa información se elaboraba un mapa con los puntos donde se había notado el terremoto. También se conserva hoy en Toledo, aunque ya amarillento por el paso de los años.

La ‘biblioteca nacional’ de terremotos se encuentra en un pequeño edificio elevado sobre un cerro a las afueras de Toledo. Está en las mismas instalaciones de la delegación de Castilla-La Mancha  del Instituto Nacional de Geografía. Como la circunvalación de la ciudad cruza por sus terrenos, hubo que hacer un puente para poder acceder del edificio de oficinas centrales al archivo históricos de los sismos de España. El recinto acoge también un museo donde se pueden observar los sismógrafos y los instrumentos que se han utilizado desde 1909 para detectar los terremotos. Desde Toledo están viajando además a los otros siete observatorios que había en España para recuperar estos materiales y restaurarlos. Proceden, por tanto, de Almería, Málaga, Alicante, Logroño, Santiago y Tenerife.

El director del Observatorio Geofísico, José Manuel Tordesillas, explica que se trata de «instrumentación de más de cien años que en muchos casos estaba abandonada». El director general del Instituto Geográfico Nacional en Castilla-La Mancha, Juan José Peces Morera, añade que su intención es publicitar este museo, consciente de que es una colección que incluso desconocen los toledanos. Apunta que la visita solo se puede hacer en grupos y que no hay medios para que esté abierto de forma permanente, pero lo que sí quieren es que grupos de estudiantes se animen a pedir una cita. Por el tipo de información científica que se van a llevar, cree que es una visita muy adecuada para alumnos de Cuarto de la ESO, Bachillerato o de la Universidad.

¿Y visitas particulares?

Desde el Instituto Geográfico Nacional están también dispuestos a buscar huecos para visitas particulares. «Se pueden concertar visitas por teléfono y se puede buscar un día para hacer una visita grande», explicó Peces Morera. Además el centro está abierto diariamente en su faceta cartográfica. Los ciudadanos pueden acudir a comprar mapas o pedir información geográfica.

Para ayudarles en su promoción, el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, visitó ayer el museo.  «Aquí se encuentran todos los archivos de toda España desde su fundación», explicó, «es un centro de referencia nacional». De hecho, para investigar el historial de terremotos de cualquier punto del país es preciso acudir a Toledo.

Pero este museo, como tantos otros, recoge lo que es el pasado. Ahora los observatorios sismológicos no están cerca de las ciudades y sus datos son enviados por satélite hasta Madrid. En la web www.ign.es se puede ver el mapa de terremotos de los últimos diez días. Ayer, por ejemplo, hubo uno entre Villena y Sax (Alicante).