Abonados al quinto puesto

AGENCIAS
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Carbonell y Klamburg en el dúo libre y Mengual y Ribes en el mixto no acceden al podio

España parece abonada al quinto puesto en las distintas disciplinas de natación sincronizada que aparecen en el programa del Mundial que se está celebrando en Kazán durante estos días. Solo Ono Carbonell en las pruebas individuales, en las que alcanzó los metales, ha roto la dinámica del equipo nacional. Sin embargo, ni siquiera la presencia en la piscina de la catalana ni el regreso de Gemma Mengual al agua sirvieron ayer para volver alcanzar el podio y el combinado patrio tuvo que conformarse con la quinta posición en las dos finales en las que hubo presencia española.

Abrió la jornada en la piscina, para los intereses patrios, la pareja formada por Carbonell y Paula Klamburg que no pudo cambiar la tendencia y finalizó en el quinto puesto en una final de dúo libre en la que Rusia volvió a subir a lo más alto del podio, por delante de China y la inesperada Ucrania, que sorprendió a la favorita Japón.

 Las dos ‘sirenas’ tenían complicado acceder al podio tras lo visto en la preliminar, pero ambas mejoraron su rendimiento para acercarse un poco más a a las medallas. Así, la pareja española, que había cometido algún fallo en su rutina inicial, se afanó en su ejercicio para superar la puntuación del pasado martes tras mejorar en casi todos los aspectos y seguir con su puesta a punto para la cita de dentro de un año en los Juegos de Río de Janeiro. De esta manera, consiguieron superar la barrera de los 92 puntos, aunque fue insuficiente para ponerse por delante de las japonesas Yukiko Inui y Risako Mitsui.

Tampoco se apartó de la tónica nacional en este Mundial el dúo mixto formado por Gemma Mengual y el joven Pau Ribes que rayaron a buen nivel en la final , aunque sin margen para entrar en las luchas por las medallas que se repartieron, por este orden, Rusia, Estados Unidos e Italia.

Tres años después de su retirada, maternidad incluida, Mengual regresó a la piscina para nadar como si nunca se hubiese ido. Los explosivos acordes de ‘Bring Me To Life’, de Evanescence, permitieron al público ruso disfrutar de un ejercicio que no fue tan limpio como los nadadores españoles hubiesen deseado, pero que transmitió la energía que se propusieron. Fuerza y buena sincronización, pero sin el nivel de las otras parejas, que demostraron ubicarse un escalón por encima.