«Con el jazz puedo decir cosas que no me atrevo con palabras»

D.P.
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Daniel Juárez ((12 de noviembre de 1992) es un joven saxofonista talaverano que ya ha sido catalogado por muchos especialistas del jazz como uno de los virtuosos del futuro de esta modalidad musical en nuestro país.

C on tan sólo 22 años, Daniel Juárez se ha convertido en uno de los mayores referentes del jazz en nuestro país. Con un saxofón entre las manos es capaz de transmitir cualquier tipo de sensación a su público. Un virtuoso de este género musical que en breve partirá a Nueva York para continuar con sus estudios y labrarse un hueco en la cuna del jazz.

¿Qué significa para usted el jazz?

Es mi forma más directa de expresión. Puedo decir cosas que a lo mejor no me atrevo a decir con palabras y con el instrumento me sale mucho mejor.

¿La pasión por el jazz es algo con lo que se nace o que va surgiendo?

El otro día debatía sobre este tema con el cantautor Javier Ahijado (padre del pianista Mario Ahijado). Él decía que la gente que canta bien es porque nace con ese talento. Yo no coincido con él porque se nace con un cierto talento pero al cabo de unos años, cuando empiezas a adquirir criterio, lo puedes moldear. Naces con una base natural que luego la pules.

¿Cómo comenzó su relación con el saxofón?

En realidad el primer instrumento que utilicé fue la batería. Mi padre me enseñó unos pasodobles. Luego intenté tomar contacto con la guitarra pero no se me daba demasiado bien. Por último me dieron a elegir entre el saxofón y la trompeta para entrar en la Escuela Municipal de Música. Mi padre tenía un saxo que se compró en los años 80 y como lo tenía, lo elegí. Desde que tenía 4 años mi padre ya me ponía un poco de jazz y latin jazz. Puedo decir que estoy muy orgulloso de mi tradición musical porque no he escuchado otra cosa de pequeño. Me ponían mucho un programa nocturno de Radio 3 que se llamaba ‘Trópico utópico’ de todo tipo de música latina, y muchas noches nos dormíamos escuchándolo.

¿Cuáles han sido sus referencias en este género musical?

Son muchísimas. Si tengo que decantarme por alguna a nivel de saxofón lo haría por John Coltrane, Michael Brecker, Walter Smith o Mark Turner. Todos los que conozco me han influido. La lista es tan grande que no podría decantarme por uno solo.

¿Algún artista con el que le gustaría compartir escenario?

Mi meta es conseguir tocar con músicos como Coehn o Tigran Hamasyan, que es el jazz moderno que más me está influyendo ahora. En el fondo me gusta todo. Estoy en una etapa en la que no solamente me gusta el jazz.

¿Qué le parece que muchas personas piensen que es uno de los mejores saxofonistas del país?

Es un halago pero también es una responsabilidad. La gente tiene ciertas expectativas y luego a lo mejor les decepcionas sin tú quererlo. Lo único que quiero es limitarme a disfrutar, aprender y a tocar, pero es un auténtico halago.

¿Cómo debe formarse una persona para ser un gran virtuoso del jazz?

Es importante la formación académica porque te ayuda a adquirir ciertos puntos de vista de como enfocar temas del estudio, y opiniones sobre ciertos aspectos de la música. También creo  que otra parte muy importante es el estudio personal a nivel de tocar con gente, escuchar mucha música, transcribir a estos intérpretes y analizar lo que hacen aunque sea un poco de forma intuitiva. Tampoco está bien teorizar todo. Esta música es como el flamenco, tiene mucha improvisación.

¿Es muy difícil acceder a la Manhattan School of Music?

Es difícil. Yo me jugué todas las cartas a este centro y al final salió bien. En el master se presentaron bastantes personas y hay muy pocas plazas. Tuvimos que hacer una prueba de inglés oral y escrito,  luego un examen teórico de armonía y conceptos básicos de solfeo y, para concluir está el examen práctico de instrumento. En él había que tocar una serie de temas con una base que te ponen allí. Yo propuse 10 temas y el profesor escogía el que quería y el tempo y estilo. Me dijo dos. Uno lo toqué en estilo de swing y otro le dije que si lo podía tocar en amalgama, que es una rama del jazz más moderno. Supongo que ese aspecto le gusto porque creo que ninguno de los anteriores se lo había propuesto y por eso me eligió.

¿Qué sueños quiere cumplir en EEUU?

A lo que voy a es a intentar aprender y estudiar. La escuela es una de las más exigentes de Nueva de York y voy a tener profesores de gran nivel. Quiero aprender y dar la talla lo máximo posible. A nivel profesional, hay tanta variedad de músicos que introducirse en el escalafón más alto yo diría que es imposible. Por lo menos desde el principio. Quiero aprender, disfrutar y curtirme todo lo que pueda.

¿Qué tal ha funcionado su disco Caminos?

Hace casi un año que lo sacamos y  lo hemos presentado por algunos locales en Bilbao, y Madrid. Donde nos han dejado porque cuesta entrar en los locales con propuestas nuevas. De momento no me planteo publicar otro trabajo hasta ver que tal me va en Nueva York.