Las inundaciones provocadas por las intensas lluvias caídas en las últimas horas, las peores en más de un siglo, en la región de Aude, en el suroeste de Francia, dejaron ayer tras de sí un rastro de muerte y destrucción que suma, al menos, 12 ’fallecidos, según informó el portavoz nacional de emergencias, Michael Bernier. Una cifra que en un principio se situó en 13 personas pero que, al cierre de esta edición, fue modificada por las autoridades.

Además, Bernier señaló tener constancia de al menos un desaparecido. «Las víctimas mortales pueden subir», reconoció, por su parte, un portavoz del Ministerio del Interior francés en declaraciones a la cadena BFMTV. 

Como explicó el prefecto local, Alain Thirion, siete helicópteros se desplazaron a la zona para ayudar a los vecinos atrapados en sus casas, dado que la tromba de agua se saldó con medio centenar de pueblos incomunicados, pero las malas condiciones meteorológicas complicaron la tarea. Por ello, unos 250 bomberos y 100 policías también están participando en los esfuerzos de rescate. 

«Tenemos a personas atrapadas en los tejados. Vamos a tener que usar aeronaves para evacuarles porque no podemos llegar hasta ellos en embarcaciones dada la fuerza del agua, es demasiado peligroso», aseveró.