El capitán Virgilio Leret no solamente ha pasado a la historia por ser el primer español fusilado a consecuencia del golpe militar que poco después de la madrugada del 17 de julio de 1936 se convertiría en una guerra civil entre españoles. Este militar que hablaba cuatro idiomas, condecorado con siete medallas al valor y que fue primero de su promoción tras pasar por las aulas de la antigua Academia de Infantería de Toledo, por entonces instalada en el Alcázar, fue también ingeniero industrial e inventor del motor turbocompresor a reacción para aviones, un avance de primera relevancia internacional en la década de los años treinta, cuando la Segunda Guerra Mundial no se había producido todavía. También fue escritor, bajo el bonito seudónimo de ‘El Caballero del Azul’.
Este interesante personaje, cuya biografía «sería digna de una película», ha sido estudiado durante los últimos años por Antonio Cruz González, quien presentó ayer sus conclusiones en la Librería Taiga. «Toledo es una ciudad que, al igual que Pamplona, donde nació, no debe olvidar a esta figura, puesto que fue aquí donde comenzó su carrera militar». Virgilio Leret Ruiz. Una vida al servicio de la República (El Viejo Topo) profundiza por igual en la dimensión científica, castrense y familiar del personaje, cuya esposa (juzgada por un tribunal militar y condenada a seis años de prisión) fue la periodista y dramaturga Carlota O’Neill.
El interés de Antonio Cruz por el capitán Leret comenzó cuando supo de la gran aportación a la aeronáutica que realizó en la década de los treinta, y cuya hija menor, Carlota, descubrió más de sesenta años después. «Cuando conocí a su familia y empecé a investigar sobre él advertí que sobre su mujer sí se habían escrito varios textos, pero la historia de Virgilio Leret estaba todavía por hacer». Las pesquisas llevaron al autor a archivos como el General de la Administración de Alcalá de Henares, a partir de cuya documentación la identidad histórica de este personaje fue cobrando forma. Aunque conocido por los historiadores de la aeronáutica española y por los investigadores de la Guerra Civil en sus primeros momentos, Virgilio Leret Ruiz. Una vida al servicio de la República destaca por tratarse de una aportación en todos los frentes.
Antonio Cruz reconoce su interés por Ian Gibson, a quien escuchó una vez en una conferencia hablar del escaso desarrollo de las biografías en nuestro país, al revés de lo que sucede en los países anglosajones. «Salvo raras excepciones, como Gregorio Marañón -quien, además, se centró en figuras del pasado, no contemporáneas-, es cierto que las biografías no abundan en España». Un ejemplo de actualidad, en este sentido, sería la reciente biografía de Largo Caballero que publicó el desaparecido y recordado Julio Aróstegui: «¿Cómo es posible que haya habido que esperar a 2013 para tener una investigación en condiciones sobre una figura de tanta trascendencia para el siglo XX en España?».