Delgado se declara víctima de un chantaje al Estado

SPC
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La ministra de Justicia arremete contra los populares por usar «las cloacas» que ellos fomentaron al dar credibilidad al excomisario Villarejo, quien únicamente busca «desestabilizar al Gobierno»

Aseguraba el filósofo chino Sun Tzu en su conocido tratado militar El arte de la guerra que «la mejor defensa es un buen ataque». Una afirmación mil veces utilizada a lo largo de la Historia en ámbitos tan dispares como el deporte o la política. Ayer fue la ministra de Justicia, Dolores de Delgado, quien se aferró a la idea del estratega asiático para tratar de frenar las acusaciones que pesan sobre ella por su controvertida relación con el polémico excomisario José Manuel Villarejo, del que aseguró no ser amiga.

En su comparecencia en el Congreso para explicar su relación con el expolicía tras la filtración de audios grabados en una comida que compartió con él en 2009, la dirigente socialista hizo hincapié en que no va a aceptar «amenazas ni de las cloacas ni de aquellos que les hacen el juego sucio» llevándolo al Parlamento. Un dardo directo hacia el PP, que se convirtió en el centro de la ira de la ministra, que puso en marcha el ventilador para recordar los vínculos de los populares con Villarejo, que se encuentra en prisión preventiva e investigado por 14 graves delitos.

En este sentido, relató que el excomisario actuó bajo la dirección del que fuera ministro del Interior Jorge Fernández Díaz, quien llegó a destacar sus «relevantes servicios». De hecho, bajo su dirección, el polémico expolicía «participó en la llamada Operación Cataluña», puesta en marcha, según Delgado, para derribar adversarios políticos independentistas. Una «brigada patriótica» en la que «habrían participado también miembros destacados del PP como Alicia Sánchez Camacho o el anterior jefe gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas». Por ello, la socialista acusó a los populares de «haber alimentado esta cloaca» y usarla ahora contra ella.

En este punto, se mostró como una víctima de «un presunto delincuente que únicamente trata de extorsionar al Estado para obtener un trato de favor y salir de la cárcel» y también como víctima «de la interesada utilización política de ese chantaje por parte de la derecha, la extrema derecha y la extrema extrema derecha». «Esto es un chantaje a través de mi persona, como ministra de Gobierno de España», enfatizó, aunque subrayó que ni ella ni el Ejecutivo socialista se van a «amedrentar» ni a «aceptar amenazas ni de las cloacas ni de aquellos que les hacen el juego sucio».

«He tenido que soportar que se afirme que soy una marioneta de alguien (en referencia al exmagistrado Baltasar Garzón) y que se cuestione mi profesionalidad. Dos cosas que dudo mucho que se hubieran atrevido a hacer si el titular de este Ministerio fuera un hombre», recalcó.