Una de las primeras medidas anunciadas por el equipo de Emiliano García-Page al frente de la Junta de Comunidades busca la devolución del esquema de escuela rural que existía antes de la última legislatura. O lo que es lo mismo: reabrir los nueve centros cerrados en la provincia desde 2011. El delegado de la Junta, Javier Nicolás, se ha puesto en contacto esta semana con los alcaldes implicados y ha comunicado que tienen de plazo hasta el día 24 para decidir solicitar la reapertura para el curso 2015/2016. La propuesta ha calado de diferente modo, a favor o en contra, en las poblaciones afectadas: Buenasbodas, Robledo del Buey, Robledo del Mazo, Chueca, Garciotum, Aldeanueva de San Bartolomé, Puerto de San Vicente, La Estrella y Azután.

Garciotum ha sido la primera en dar el ‘sí, quiero’. Con toda rotundidad; no en vano, el cierre de la escuela en el curso 2012/2013 movilizó a la mayoría de la población, que se rebeló contra las intenciones de la Junta. «No había duda. En un minuto lo hemos zanjado», comentaba ayer a este diario el alcalde, David Palomares, sobre la reunión mantenida por la mañana entre los padres.

De momento, cinco alumnos estarán seguro en las aulas, teniendo en cuenta que el mínimo de la Junta se ha establecido en cuatro. En estos tres últimos cursos, los niños se desplazaban a diario en el transporte escolar a San Román, 26 kilómetros entre ida y vuelta que se ahorrarán a partir de septiembre. «En estos tres años, ha bajado la población y, sobre todo, los niños. No han venido familias. Ahora creemos que se revitalizará la localidad», apunta el regidor de esta localidad de la Sierra de San Vicente con 190 empadronados.

El caso contrario se vive, por ejemplo, en la localidad jareña de Buenasbodas, pedanía de Sevilleja de la Jara. El alcalde, Francisco García, apuntó que cree que no solicitará la reapertura porque no ve viable el funcionamiento «por los pocos niños». La nula oferta laboral de la zona impide el asentamiento de familias en una comarca de La Jara que concentra seis de las nueve localidades afectadas. No obstante, apuntó que hablará con los padres para confirmar el rechazo a la propuesta, teniendo en cuenta que los niños van ahora a La Nava de Ricomalillo, que está a cinco kilómetros.

La alcaldesa de Robledo del Mazo, Ana Belén Galán, ha acordado una reunión hoy con los padres, que han visto estos años cómo los niños eran destinados a La Nava. «Ofrece que la población se quede», indicó la regidora de esta localidad de 350 habitantes. Así, se muestra favorable.

El alcalde de Aldeanueva de San Bartolomé, Ángel de Bodas, tiene claro que solicitará el colegio, antes incluso de consultar la decisión con los padres. «Si en un pueblo no hay colegio, no hay vida», zanja el responsable municipal de una localidad de 520 empadronados y con 14 en edad escolar. Aldeanueva de San Bartolomé cuenta con uno de los colegios más nuevos de la zona; no obstante, tiene ya más de 20 años. «Está en perfecto estado», dice.

Al respecto, el alcalde de La Estrella, Julio Heras, no lo tiene claro. «Unos dicen que están allí bien y otros no han dicho nada», afirma del traslado de los niños a Puente del Arzobispo, a 15 kilómetros. El cierre fue hace tres años.

En Azután, la reunión de los padres estaba prevista ayer a última hora de la tarde y decidirán por los 12 niños del municipio. El alcalde, Eduardo Cabello, se decanta como padre por mantenerse como hasta ahora, con los traslados de sus dos hijas a Puente del Arzobispo, a seis kilómetros. «No sé hasta qué punto es bueno», afirma sobre la reapertura, puesto que en Puente cada alumno va a la clase del curso que le corresponde.

El alcalde de Robledo del Buey, José Luis Gómez, apuesta por seguir sin colegio ante la inestabilidad del número de niños en esta localidad de 70 empadronados. «Un año hay tres, otro hay cinco», precisa por las familias que trabajan temporalmente en fincas. Y consultará la decisión con Los Navalucillos, a donde han ido estos años los estudiantes.

El alcalde de Chueca, Santiago Sánchez, convocará a los padres la próxima semana y adelantó que está a favor de la reapertura. «Lo acogemos con mucha ilusión. Da otro tipo de vida», dice sobre los 11 niños. Y agrega:«Se ha notado bastante el cierre», asevera.

Este diario intentó sin éxito ponerse en contacto con la alcaldesa de Puerto de San Vicente, Felicidad Oliva.