Entre dos mundos

J. Guayerbas
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Alberto Herreros pone a dialogar al Greco y a Roma. Pinceladas llevadas a escena con un texto para releer entre líneas con matices de actualidad. Teatro didáctico para la democratización de las artes

Alberto Herreros presenta a un Greco entre dos mundos, dos espacios y dos tiempos con distancia de siglos a los que cuesta casar en un engranaje dramático a falta de grasa. ‘El Greco y la Legión Tebana’ narra la vida y obra del griego que intentó sin éxito establecerse como pintor de la corte de Felipe II.

El viaje que lleva a Doménikos Theotocopoulos con el trinitario Paravicino a la audiencia con el rey en El Escorial, las disputas en Palacio con el bufón y consejero Cincinatto, el acercamiento a la esposa del monarca Ana de Austria y la mezquindad del hombre por muy fraile que sea, se suceden con las luchas de poder entre mitología y monoteísmo, entre el emperador Maximino Hercúleo y el comandante Mauricio el Tebano.

Una obra que se sustenta en los tintes históricos que los directores Ignacio García y Natalia Mateo articulan en torno a un lienzo en blanco, la arena, y a un marco de mármol, el universo del Greco. La ambientación sonora en el Renacimiento, la iluminación de Jesús Almendro y la escenografía de Tiziano Santi, ensalzan el texto que Alberto Herreros estrenaba hace un año  en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres y que este fin de semana se ha representado al Patio de Carlos V del Alcázar.

El autor pone sobre las tablas temas de actualidad para leer fuera de focos y entre líneas. Convierte al Greco en espectador de una batalla, de sacrificios a los dioses y de la defensa de unos ideales hasta dar la vida misma.

El candiota asiste siglos atrás al martirio de San Mauricio. La escena que por encargo de Felipe II plasma en un lienzo fuera de los cánones establecidos, pues no hay arte sin libertad ni interpretación, y es que el maestro pintaba lo invisible o los ojos, mundos donde las almas se encuentran y son libres.
‘El Greco y la Legión Tebana’ tiene acción, armaduras y espadas. Una producción de nivel con un elenco de nueve actores y una actriz vestidos por Lorenzo Caprile, quien ha llevado a la escena el lienzo y la paleta del Greco con los anacronismos propios que el candiota empleaba como recurso histórico en sus obras.

Interpretaciones de peso las de Javier Albalá en el papel de Maximino Hercúleo y José Luis Alcobendas como San Mauricio, quienes junto a Ernesto Arias en la piel del Greco, forman un trío de ases capacitado para elevar y defender una historia de arranque lento y final esperado.

Con el aforo completo -la entrada para las dos representaciones fue gratuita- el público reconoció el trabajo actoral con hasta tres ovaciones para detenerse antes de abandonar el Patio de Carlos V ante la reproducción del lienzo protagonista de la obra y rubricado por el griego ‘El martirio de San Mauricio y la Legión Tebana’. En definitiva, teatro didáctico para acercar la historia y el arte al gran público.