Los forenses desmienten la versión que dio el acusado del 'crimen del taburete'

J.A.J./Toledo
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Los médicos indican que el golpe propinado a la víctima con la banqueta de hierro se asestó de arriba a abajo, frente a lo que dijo el procesado. Las heridas en la cabeza fueron mortales

Los forenses que siguieron la agonía y muerte de Juan Carlos Leo, la víctima del brutal ataque con un taburete de hierro efectuado en un pub de La Puebla de Almoradiel el 27 de octubre de 2013, han desmentido que la agresión pudiera producirse como afirma el acusado de este crimen. Así lo señalaron en la segunda jornada del juicio por Jurado que por estos hechos se celebra en la Audiencia Provincial. Los facultativos se suman así a los distintos testimonios que han desvirtuado este relato del procesado Jorge N., que dijo haber enarbolado la banqueta para repeler una acometida de Leo que no ha sido confirmada por ningún testigo de los hechos.

Hay que recordar que el acusado declaró que cogió la banqueta  con una sola mano y golpeó al acusado tras imprimirla un giro de   derecha a izquierda. Pero los forenses indicaron, a preguntas del fiscal, que las lesiones observadas en la cabeza del fallecido resultan más compatibles con que el taburete le hubiera sido estampado tras un giro de arriba a abajo, como los testigos del suceso afirman que hizo Jorge N. Dejaron fuera de toda la duda que la banqueta era un arma compatible con las heridas que se le observaron a la víctima en la autopsia.

Los facultativos del Instituto de Medicina Legal también remarcaron la violencia del ataque, que sería más compatible con el hecho de que el acusado habría usado las dos manos al propinar el mazazo como dijeron ver los testigos. Una idea de la fuerza del golpe es que hizo caer a Leo de tal manera que también sufrió fracturas al golpearse con el suelo.

La víctima sufrió una serie de fracturas en los distintos huesos de su cabeza que se tradujeron en una grave hemorragia en su cerebro, como pudo verse en la pérdida de sangre a través de la nariz, oídos y ojos. El mazazo también produjo un desplazamiento del cerebro dentro de la cavidad craneal, que hizo que quedara en estado comatoso al momento.  Por todo esto, mantuvieron que el golpe fue la causa fundamental de la muerte de Juan Carlos Leo tras 40 días de hospitalización.

Otros facultativos fueron los encargados de examinar al herido en este suceso, Javier V. Estos confirmaron que la brecha que este sujeto presentaba en su frente era compatible con el golpe que le habría dado Jorge N. al proyectar hacia atrás el taburete para dar más impulso al mazazo contra Leo.

Por otra parte, el abogado defensor de N. aprovechó la declaración de un perito de Toxicología para denunciar el retraso de una prueba de consumo de drogas a su cliente hasta cuatro meses después del crimen. El letrado criticó que el retraso en esta prueba supuso que la hizo perder validez para demostrar su teoría de que el acusado actuó bajo los efectos de estupefacientes, lo que supondría un atenuante.

Ante esto, el fiscal reconoció que el retraso de la prueba podía haber supuesto un «error garrafal», pero se remitió a las declaraciones de los testigos para negar que el acusado ofreciera síntomas de estar afectado por el consumo de drogas o alcohol, destacando incluso su precisión a la hora de propinar el golpe mortal y su rápida huida posterior. «Existen datos que permiten determinar que él sabía lo que hacía», concluyó.

La Fiscalía suma a los 24 años de cárcel un límite de acceso a beneficios penitenciarios y alejamiento de la familia de la víctima.

Al leerse las conclusiones definitivas de las partes, el fiscal Juan Luis Ortega añadió a su petición de 24 años de prisión por el asesinato de Leo y las lesiones causadas al herido en el ataque otras medidas punitivas contra el acusado. Entre otras cosas, reclamó que Jorge N. no pueda beneficiarse del beneficio penitenciario del tercer grado (prisión atenuada) hasta que al menos haya cumplido  la mitad de su condena. También pidió que se le dicte una prohibición de acercarse o contactar por cualquier medio con los familiares de la víctima durante 25 años.

También pidió que se tenga en cuenta a efectos de indemnización a la pareja de Leo, a la que calificó como «su viuda» al estar acreditada su larga relación de convivencia, aunque esta unión no esté certificada legalmente.

La familia pide al Jurado que sea «implacable».

Por su parte, la abogada de la acusación particular se sumó a la petición del fiscal. Gema Villanueva contrapuso las figuras de la víctima, al que destacó como una persona pacífica, trabajadora y amistosa, y el acusado, de carácter agresivo.

Sobre este último reiteró que ya pesaba una condena por agredir a un hombre en 2009. Lamentó, como letrada en aquel caso, el haber permitido que se beneficiara de una conformidad que hizo que quedara libre y pudiera después matar a Leo. «Yo cometí un error, no cometan ustedes el error que cometí entonces. Sean implacables», manifestó a los miembros del Jurado.

La Defensa ruega no estigmatizar al acusado.

El abogado de la defensa, Álvaro Sánchez de la Morena, rogó al Jurado que no siguiera las pretensiones de «estigmatizar» a su cliente efectuadas por las acusaciones, y que se ciñera a dictaminar sobre los hechos. Entendió que la calificación más ajustada a los  hechos era la de lesiones graves con resultado de muerte, con una pena de 10 años de prisión. Mantuvo que no ha quedado demostrado que Jorge N. actuara afectado por el consumo de alcohol y drogas y que su ataque fuera a traición, requisito necesario para que sea considerado como un asesinato.

El Jurado preparará hoy su veredicto.

Tras el final de las declaraciones de testigos y peritos, hoy está previsto que el Jurado encargado de dictaminar en el caso del taburete empiece a deliberar sobre si es sólo culpable de lesiones graves con resultado de muerte, como pide su defensa, o de asesinato, como reclaman la Fiscalía y la familia del fallecido.

El presidente de este tribunal y de la Audiencia Provincial, Manuel Gutiérrez Sánchez-Caro, ha citado para esta mañana a los letrados personados en el juicio para redactar el llamado objeto del veredicto. Esto es una suerte de cuestionario que los miembros del Jurado deben resolver para determinar, primeramente, cómo se produjeron los hechos. Tras esto, deberán resolver sobre el tipo de delito que cometió Jorge N., quedando la redacción de la sentencia posterior en manos del presidente.

El acusado pide perdón.

La vista oral quedaba cerrada ayer por Jorge N., que hizo uso de su derecho a pronunciar las últimas palabras en el proceso. El acusado aprovechó para pedir perdón a la familia de Juan Carlos Leo, a los que dijo que «llevará siempre» en su conciencia lo que hizo.