No es oficio para turistas

I.P.Nova / Toledo
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El director y guionista Enrique Urbizu participa en el Festival de Cine CiBRA para desentrañar los porvenires sobre los que se desarrolló 'No habrá paz para los malvados' con la que ganó tres premios Goya, entre los que destaca el de mejor película

 
Un director al que no le gusta ensayar, de los que creen que no hay que dar al espectador lo que quiere, ni engañarlo. Un director que ha crecido idolatrando a los más grandes y que es capaz de citar a Quino o Tintín para hacer símiles con su argumentos narrativos. Así es Enrique Urbizu, una de las caras más conocidas de la cinematografía española que ayer se acercó hasta el Festival de Cine y Palabra CiBRA, en la biblioteca regional de Castilla-La Mancha, para hablar de su faceta como director y reivindicar la necesidad de hacer películas «con verdad» en una profesión «que no es para turistas».
Él dice que, al igual que las croquetas están mejor recién fritas que del día anterior, las buenas escenas no hace falta ensayarlas mucho. «No me gusta llegar a grabar al 100%. Me parece que, sino, la escena ya está demasiado trillada. Últimamente, incluso para las pruebas con actores en los castings, utilizo textos que se corresponden con la trama y con los personajes pero que no están dentro del guión para que no se me repitan cuando grabamos», argumenta Urbizu, que se declara un fan incondicional de hacer el último ensayo con cámara. Además, y como recuerda este director que grababa sus primeros cortos con Súper 8, esto no cuesta dinero. «Antes corrían los billetes cada vez que encendías la cámara. Ahora, al ser digital, están grabando y van moviendo la cámara y mirando el plano. No ‘chupa billetes’» explica.
Entre sus grandes ‘manías de director’, este vasco afincado en Madrid adelanta que respeta el punto de vista narrativo y siempre toma la decisión de que el espectador no vea algo hasta que no tenga que verlo. Como ejemplo, Urbizu recordaba que los productores le pedían que en No habrá paz para los malvados  se descubriera mucho más rápido el uso de los  extintores pero él no quiso. «Hay que ser honesto y claro. Todas mis respuestas en la trama van a estar justificadas. No te voy a engañar ni a hacer la trampa», argumenta.
Con 14 años ya estaba ligado al cine y sabía responder perfectamente cuando le preguntaban qué quería ser de mayor. Enrique Urbizu reconoce que no es un trabajo de turistas y que hay mucho que arriesgar y poco lujo en el cine.
«La primera obligación del cineasta es un compromiso con el lenguaje audiovisual y el mundo que nos rodea», remarcaba ayer el creador y guionista. El experto, que supo hacerse con tres Goyas y que se ha convertido en la mirada que mejor ve al gran José Coronado, tiene muy claro que el cineasta es el capitán y el gestor de un equipo. «Tiene que tener las ideas muy claras», remarcaba.
Su amplio trabajo como director categoriza a Enrique Urbizu como uno de los más importantes del panorama español, de los que trabajan con los grandes y los que crean esas futuras generaciones cinematográficas que «ya vienen pisándonos los talones». Porque, además de director, es profesor en el departamento de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid. 
A raíz de esos nuevos profesionales del cine, que crea y ve tan de cerca, el director remarca que estos futuros Coppola tienen muchas más facilidades y medios para comprender y hacer cine. «Pero más acceso no es más conocimiento», contrapone. Urbizu reivindica que la accesibilidad que existe ahora para hacer cine no estaba antes y que, además, se puede disfrutar mucho más del séptimo arte «pero yo no veo que lo hagan. La tienen descargada en su portátil y no la ven. Antes la ponían en el cine,   ibas a verla o ibas a verla».
 
Cine y series. Urbizu no quiere ni oír hablar de comparar el cine y la televisión. «Mas que nada porque el cine tiene eso que te engancha que no puedes pararlo. No es lo mismo estar en tu casa darle al ‘pause’, parar, que alguien esté batiendo huevos a tu lado en casa... A meterte en un cine, con esa pantalla en la que tienes que mover el cuello y se hace el silencio. No es lo mismo ver algo sólo que acompañado de 300 personas», argumenta el director. 
Urbizu se niega a pensar que el cine es la nueva televisión porque, además, recuerda que el tamaño es diferente y el formato televisivo puede darte pie a abrir detalles que el cine tiene que condensar en tan sólo unas horas «de magia».