Cervantes se reinventa con la novela ejemplar

I.P.Nova / Toledo
-

Jugando con un nuevo género, nunca antes llevado al teatro como es una de las novelas ejemplares de Cervantes, la compañía Euroescena triunfa en el Rojas

La conmemoración del cuadragésimo aniversario de la muerte del autor de El Quijote llegó ayer al Teatro de Rojas con firma local. Una de sus actrices: talaverana, y el escenario: con espíritu abstracto capitalino (concretamente ideado por el gran maestro Rafael Canogar que se encontraba entre los espectadores).  Y así abrió el telón el Rojas. Entre aplausos de sabor del arte de la tierra y viendo que no todo Cervantes se queda en Alcalá y como no toda su obra habla del Quijote. La apuesta era arriesgada. Caras conocidas y un viaje onírico a través de las letras de ‘El Amante Liberal’, una obra tal vez poco estudiada del padre de las letras españolas y que ha sido perfectamente adaptada por Emilio Gutiérrez Caba. Jugando con humor y sátira en un monólogo brillante de un Cervantes póstumo resplandeció el actor Daniel Ortiz, columna vertebral de la obra y que fue en este corte de la actuación cuando confesó su buen hacer en esta procesión.
Ha estado más que estelar la compañía Euroescena, y no es sólo un juego de palabras. Emilio Gutiérrez Caba sorprendió y gusto al Rojas con una oferta variada en la que él que fue a ver teatro se encontró también con música y danza. Y donde la novela no quedó sólo en un discurso narrativo, sino que se cargó de matices con el juego de luces, baile y puesta en escena que se argumentó desde la batuta de Carlos Merino.
No estaba de más la localización. Y es que, aunque pasara hace unos meses por Cuenca y Ciudad Real, no hay nadie que entienda mejor la mezcla de culturas que Toledo. Cristianos, turcos y renegados de ambas religiones procesaron una actuación en la que se respetó el texto pero con uno matices a cargo de Gutiérrez Caba que aglutinaron las carcajadas de la platea.
Brilla con esencia natural la actriz, coreógrafo y bailarina Lubna Shakti que lo mismo pudo ser el mar del mediterráneo que la bravura del amor de juventud que un reflejo de celos incomprendidos.
En lo que respecta al elenco de actores. Daniel Ortiz, encargado de ponerse en la piel de Cervantes, supo donde estaba y clavó su interpretación. Acompañado de un mordaz y realista Manolo Caro. Este Cervantes supo jugar a la burla y el despiste, no sólo de la Dama turca a la que le contaba sus historias, sino de todo el público de la Imperial. Al ser la primera vez que se pone en escena esta novela ejemplar del autor del Quijote parecía complicado encontrar el punto exacto entre la carcajada y la seriedad pero se atinó y se hizo pleno al quince.  La sátira y la sobreactuación comedida llegó de la mano de Antonio Salazar en el papel de Cadí y Cornelio. 
Palabras aparte merece la talaverana Sara Moraleda. Bella mujer argelina que también causa al espectador duda al ver cómo, con la juventud que señala, es capaz de captar tan bien la verosimilitud de ese y otros personajes a los que pone raza. Le queda mucho que decir y mucho que enseñar.
La atmósfera escénica, plagada de claroscuros, de siluetas adivinadas, crean una ilusión mágica, una sensación de irrealidad, el marco perfecto en el que lo imposible puede llegar a ser verdad. Desde la celda del malaventurado Cervantes hasta los palacios de Mahamut.  Un marco en el que la imaginación y Rafael Canogar hacen avanzar historias nunca jamás contadas así y que se merecían un estreno como el del Rojas.