La fábrica Uralita de Cerdanyola, cerrada en 1997, dejó una herencia letal: 149 casos de dolencias mortales en vecinos y trabajadores, según un estudio que se hizo años después. Este municipio barcelonés recaló ayer en las Cortes gracias a Claudia Alonso, concejal del Partido Popular en el Ayuntamiento de Toledo y diputada regional. Alonso es, además, toledana, madre y -como ella mismo dijo en las Cortes regionales- «familiar de un extrabajador de Ibertubo afectado de cáncer». Estas circunstancias hicieron que su discurso en el debate general relativo a los efectos del amianto en la salud fuera duro con el PSOEy el Gobierno regional, a los que acusó de «mirar para otro lado» con este problema que preocupa y alarma a los toledanos desde hace años. «¿Se iría a vivir a 30 metros de 90.000 toneladas de amianto?», preguntó Alonso a la portavoz del PSOE, Ana Isabel Abengózar, diputada por la provincia de Ciudad Real. «O dígale a las AMPAS de los colegios que no se preocupen, aunque sus hijos jueguen en el patio a 100 metros de 90.000 toneladas de amianto», añadió.