Los errores del 'depredador'

AGENCIAS
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Las múltiples evidencias halladas en las casas del supuesto pederasta de Ciudad Lineal, entre las que hay prendas íntimas de las víctimas y restos biológicos, pesan en su contra

El detenido por ser el presunto pederasta de Ciudad Lineal - Foto: EUROPA PRESS

 
A pesar de sus múltiples esfuerzos por borrar el rastro de sus fechorías -como el hecho de obligar a ducharse a algunas de sus supuestas víctimas o, simplemente, limpiarles el pelo para eliminar restos biológicos-, los investigadores cuentan con todo un rosario de pruebas que implican al presunto pederasta de Ciudad Lineal, Antonio Ortiz, en los delitos de abuso de menores de los que se le acusa. 
Una larga lista de descuidos, entre los que se encuentran prendas íntimas de las niñas afectadas, enseres domésticos con huellas dactilares y hasta un croquis, dibujado por una de las menores, que describe el domicilio madrileño en el que el supuesto criminal, de 42 años y en prisión desde el pasado 26 de septiembre, cometía sus tropelías.
Así, según consta en el sumario del caso, la Policía Científica halló durante el registro de la vivienda en la que residía Ortiz junto a su madre, en la calle Montearagón, en el distrito de Hortaleza de Madrid, ropa interior infantil que podría pertenecer a una de sus presuntas víctimas. 
Los investigadores localizaron también una manta de color beige con los bordes rosas, que contenía pelos y restos biológicos, que concuerda con la descrita por una de las víctimas como la utilizada por el supuesto agresor para taparla. Además, se intervino un rollo de papel de cocina, con el fin de contrastarlo con el encontrado en el cuerpo de una de las menores. De igual forma, en el sumario se refleja cómo los agentes hallaron en el registro practicado en la casa en la que se detuvo a Ortiz, en Santander, una chaqueta con manchas rojas, entre otros efectos. 
La Policía incluye también en su informe las 161 muestras biológicas que se tomaron en el domicilio madrileño de la calle Santa Virgilia, entre ellas las huellas dactilares localizadas en la funda de plástico de un colchón y que pertenecen a una de las niñas, además de una piruleta de golosina que apareció en un recibidor.
En esta vivienda, que se limpiaba frecuentemente a causa de unas obras de remodelación, se sitúa uno de los descuidos clave para esclarecer el caso del presunto pederasta. Un rastro localizado gracias a que la asistenta de su madre no pensó en lavar el envoltorio de plástico que cubría uno de los colchones de la casa. En este domicilio, según los agentes, se habrían cometido dos abusos: uno el pasado abril a una menor española de nueve años y otro en junio a una niña china de seis. 
Pero las evidencias no se quedan ahí y, otro informe de la Policía Nacional también ha confirmado que Ortiz suministró Orfidal a las pequeñas, a algunas a través de chucherías. Según este documento, los investigadores destacan que «no existe género de duda sobre la disponibilidad para el acusado de esta sustancia en los días previos a que sucedieran los ataques a las menores». Y es que su novia, que tenía acceso al sedante a través de receta médica, lo echó en falta de su domicilio, tal y como ella misma reconoció
 
La ‘casa de los horrores’. Si existe una prueba que ha aportado luz a la investigación, y que podría sumarse a la lista de descuidos de Ortiz, es la descripción del lugar en el que se cometieron supuestamente dos de sus agresiones por parte de una de sus víctimas mediante un dibujo.
Se trata de un croquis, realizado a mano alzada, en el queda reflejada la vivienda del distrito de Ciudad Lineal (Santa Virgilia), que la menor recordaba con todo lujo de detalles como su acceso desde la calle, la forma del edificio y el aparcamiento, y que permitió a los agentes localizarla. 
Esa misma niña, no obstante, reconoció con dudas al presunto pederasta en una de las nueve ruedas de identificación a las que ha sido sometido hasta la fecha. Se suma, así, a otras dos menores dubitativas, frente a las tres que sí han zanjado este trance con un resultado tajantemente positivo.