Hawái no es sólo una vez en la vida

J. Mario Loeches
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Pedro Tomé quiere realizar de nuevo este 'ironman' en unos tres años • «Ha sido una experiencia increíble y merece la pena vivirla», asegura el triatleta toledano

Hawái no es sólo una vez en la vida

Pedro Tomé no quiere que su participación en el Ironman quede para la galería. Es «una experiencia increíble» que no se borrará nunca, pero el triatleta toledano la quiere incluir de nuevo en el calendario de aquí a tres años vista. Para ello, deberá clasificarse de nuevo, como hizo hace unos meses en Lanzarote, pero eso es lo de menos. Ahora es momento de saborear metro a metro y segundo a segundo su estancia en Kona.

La primera impresión de Tomé es que «es realmente duro, el más difícil de los cuatro en los que he competido». El puesto 54 en su grupo de edad se puede considerar un éxito aunque se excedió unos minutos en el tiempo que tenía previsto. Marcó 10 horas y 14 minutos y esperaba terminarlo en 10 horas y 6 minutos. El del Carrasco es Ciclismo tiene en cuenta que «me penalizaron con cuatro minutos, así que realmente anduve muy cerca». El primer sector, el de la natación, lo hizo «cómodo», si bien, «un pelín conservador» porque «sabía lo que venía después en el circuito de bicicleta». Montado en las dos ruedas, el capitalino sufrió las exigencias, pues «no hay ni un kilómetro llano, con calor y viento en contra». Pero tras esos 180 kilómetros, le quedaba un maratón. «Tuve una pequeña crisis del kilómetro 26 al 30 y tuve que bajar el ritmo; a partir de ahí, lo di todo hasta el final», explica Tomé.

El premio ya era competir y «poder compartirlo con mi familia». Ahí estaban su mujer y su hija esperándole después de seguirle durante toda la prueba. El de Hawái era el segundo ‘ironman’ del año para el triatleta y, como reconoce, «noté que tenía menos chispa y que me faltaba frescura en las piernas». Además, confiesa que «durante los primeros kilómetros tienes muchas dudas, pero cuando terminas te das cuenta de que es una satisfacción estar allí».

Al margen de lo puramente deportivo, el Ironman de Hawái «tiene un despliegue de medios magnífico». Según relata Tomé, «el ambiente es diferente y tiene dos o tres veces más que otras pruebas, más medios, más cobertura y más voluntarios». Otra de las cosas que le sorprendió es que «al llegar a meta había dos personas pendientes de mí que me dieron de comer y beber y que no me dejaron hasta que no vieron que estaba bien». De la organización no hay ninguna queja, todo lo contrario, «no te falta de nada».

Pero parece que Pedro Tomé se ha quedado sin objetivos muy pronto porque los ha cumplido antes de lo previsto. Por eso, ya está pensando en volver al archipiélago estadounidense, aunque «sin presiones». Se da plazo unos tres años, pero para ello tendrá que clasificarse de nuevo dentro de su grupo edad. Y es que, su meta no era competir en el que es considerado el Campeonato del Mundo de Ironman en 2014, sino el año próximo o el siguiente, pero todo le salió rodado en marzo en Lanzarote y los billetes aparecieron de manera inesperada. De este modo, primero habrá que reponerse y «hacer otro dentro de unos dos años» para planificar el siguiente asalto a Hawái, que irá acompañado de otro reto: «Realizar una marca por debajo de las diez horas».

Turismo en la isla. Pedro Tomé no estuvo solo. Mari Carmen y Noa no se separaron de él, salvo en los entrenamientos previos. Ambas se quedaron impresionadas «del ritmo de los triatletas profesionales, que iban como aviones». Durante la prueba permanecieron en el centro neurálgico, donde los participantes cogían la bici y pasaban varias veces dentro del circuito. «Mi mujer sabía mis tiempos de paso y estaban pendientes», sigue diciendo.

La aventura en las antípodas terminó con cuatro días de turismo en la isla en los que la familia realizó actividades como nadar con delfines salvajes y practicar ‘snorkeling’ con tortugas gigantes. «Merece la pena». Palabra de Pedro Tomé.