Un recorrido por paneles y retablos

Leticia G. Colao
-

'aTempora' recoge en el claustro de La Colegial una selección de azulejería reproducida en imágenes de gran formato. Son las piezas que no se pueden ver fuera de sus ubicaciones

Un recorrido por paneles y retablos

La exposición ‘aTempora Talavera. 6.000 años de cerámica en Castilla-La Mancha’ continúa su exitosa presencia tras ampliar dos meses más en la ciudad, superando ya los 71.000 visitantes y con la reciente visita el viernes del ministro de Cultura, José Guirao. La muestra reúne lo mejor de la cerámica hallada y realizada en el territorio de la actual comunidad autónoma ofreciendo una visión de conjunto sobre la importancia de la variedad, calidad y riqueza del patrimonio cerámico en un único emplazamiento, con cuatro sedes.

La última de ellas en la ruta establecida para disfrutar cronológicamente de la exposición, hace parada en el claustro de Santa María La Mayor, La Colegial, donde a diferencia de las tres primeras, no se exponen obras originales sino representaciones fotográficas con una perfecta definición, de obras de azulejería imposibles de trasladar. Así lo explica a La Tribuna el coordinador de ‘aTempora Talavera’, José Domingo Delgado, quien destaca que en su mayoría son obras realizadas en el siglo XVI a partir de la llegada a Talavera del maestro azulejero flamenco Jan Floris -autor del panel de la Virgen de Peñitas- a petición expresa del rey Felipe II, momento en el que Talavera se sitúa como primer gran centro cerámico de España. Todas ellas, conforman «piezas muy singulares por muchas razones iconográficas, estilistas o históricas», explica su coordinador.

Se trata de paneles, retablos o frontales de altar realizados para iglesias de Talavera y su comarca, e incluso para el resto de la provincia, pero que también traspasaron sus fronteras llegando al Palacio del Infantado de Guadalajara, o Plasencia, donde se encuentra la interesante obra del Retablo de los Zapateros, en su Museo Catedralicio, digna de ser admirada. 

En el caso de Talavera, destaca  la presencia en uno de los soportes de seis imágenes de la Basílica de Nuestra Señora del Prado, ‘la Capilla Sixtina de la Cerámica’ así como una obra de la misma Colegial y de la iglesia de El Casar. 

Junto a ellas, y demostrando el «poder de irradiación» de la cerámica a principios de la Edad Moderna, destacan las obras azulejeras de la ermita de Nuestra Señora de la Antigua o San Illán, en Cebolla, con un retablo completo de imágenes de ganadería y agricultura, habituales en la vida del hijo de SanIsidro; o la impresionante ermita de Piedraescrita, anejo de Robledo del Mazo,  donde se exponen decenas de imágenes evangélicas entre las que se exponen una de Adán y Eva o la de Dios Padre junto al sol y la luna como principio y fin de todas las cosas.  

De la comarca destacan igualmente imágenes de la iglesia de Erustes, Mejorada y Velada e incluso de Maqueda, todos con joyas cerámicas a escasos kilómetros de la ciudad. También hay presencia de cerámica talaverana en Toledo, concretamente en el Ayuntamiento y en el Convento de los Carmelitas Descalzos.

Junto a la singularidad de estas piezas, la mayoría de ellas del siglo XVI y alguna del XVII, tienen  especial protagonismo las obras realizadas ya en el siglo XX por el maestro Juan Ruiz de Luna y Rojas, para las parroquias de Noez, su pueblo, y para Castillo de Bayuela. 

En la primera, fechada en 1926, el gran precursor del renacimiento cerámico en Talavera, regala una decoración completa de azulejería para la iglesia donde él mismo se bautizó, la iglesia de San Julián, y así lo firma en una pequeña cartela sobre la imagen de San Juan Gualberto, santo en el día de su nacimiento, el 12 de julio. En ellas, destacan los colores azul y amarillo, característicos de su obra, rodeando todo tipo de escenas religiosas.

En el caso de la parroquia de San Andrés, en Castillo de Bayuela, Ruiz de Luna realizó tras el encargo de 1933, un espectacular retablo mayor con motivos decorativos donde no faltan los apóstoles y los Santos Mártires talaveranos, Cristeta, Sabina y Vicente.

En el claustro de La Colegial se expone un amplio abanico de ejemplos de cómo una nueva técnica aplicada a un nuevo soporte y con una nueva utilidad como retablo en centros religiosos, comparte protagonismo en la Edad Moderna con artes plenamente consolidadas como la pintura y la escultura. 

En ‘aTempora’, y en un marco extraordinario como el claustro de la colegiata talaverana, pueden disfrutarse en unos soportes que trasladan al visitante a otros lugares donde la cerámica de Talavera comenzó a ser importante y aún hoy, lo sigue siendo.