Ahogados en la orilla

Sergio Miguel
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El CD Toledo B cede ante un Villarrubia que se puso con un claro 0-3, pero que acabó sufriendo

Ahogados en la orilla - Foto: Yolanda Lancha

Nueva derrota para el CD Toledo B y con una historia similar a la de otras ocasiones. El cuadro verde se mostró serio ante un Villarrubia que aprovechó una de sus primeras oportunidades. Después, los capitalinos se vieron pronto con un 0-3 que, a base de coraje y fútbol, estuvieron a punto de levantar en los minutos finales.

Y es que el problema de los canteranos toledanos parece estar más en su cabeza que en sus piernas. Dicho de otro modo, hay calidad y capacidad para ganar partidos, pero no se ganarán hasta que no se le pierda el miedo a una categoría a la que siguen sin estar completamente adaptados.

Ayer, los capitalinos saltaron con la adecuada tensión al terreno de juego. Dispuestos a no conceder errores y crecer a partir de la seguridad que da la puerta a cero donde, como novedad, jugó Roy en lugar de Fran Perales. Así, la primera opción fue para los locales, con un tímido disparo desviado de Manu Carmena. Poco después, fue Héctor Campo quien cabeceó flojo a las manos de Ruiz Caba.

Las oportunidades del Villarrubia llegaron cuando, en lugar de colgar el balón desde la retaguardia, lo hizo desde los costados. Así aprovechó la fortaleza aérea de sus hombres para crear peligro, aunque las primeras intentonas de Buitrago y Cabrera se perdieron.

Con el Toledo B bien asentado, llegó la mejor ocasión de los verdes en la primera mitad. Cristian protegió bien en banda un balón que acabó metiendo a los pies de Nico, quien se deshizo de su marcador y soltó un formidable disparo a la escuadra que Ruiz Caba despejó a córner.

Si el filial mereció el 1-0, lo que se llevó fue el 0-1. Y es que inmediatamente después un ataque por la banda derecha del Villarrubia acabó con un centro al área que, entre los centrales, acertó a cabecear Buitrago. Roy no pudo evitar el tanto con su estirada.

El filial no le perdió la cara al encuentro y, tras un robo de Acuña en la medular, volvió a conectar con Nico. El delantero no llegó a finalizar el mano a mano porque Ruiz Caba se le adelantó  gracias a una rápida salida.

Aturdidos. El comienzo de la segunda mitad se tornó en pesadilla para el Toledo B. Antes, los verdes avisaron, con una buena dejada de Nico para Carmena, cuyo disparo flojo acabó tropezando en un defensa a escasos metros de la línea de gol.

La contundencia es fundamental en esta categoría y el Villarrubia lo demostró. En una jugada de rechazos, a Luque no le tembló el pulso para batir a Roy con un tiro cruzado. Por si fuera poco, cuatro minutos después, una mala salida del balón se tornó en una réplica de los blanquiazules, que ganaron la línea de fondo por la izquierda para servir de nuevo a Luque, que resolvió instalando el 0-3 en el marcador.

Con todo perdido, el Toledo B se liberó de la presión y ofreció, paradójicamente, sus mejores minutos. Con Adri y Héctor Maqueda en el campo el equipo creció, ganó profundidad y tuvo más desparpajo. De hecho, a punto estuvieron los verdes de recortar distancias con un centro del primero que el otro Héctor, Campo, no llegó a cabecear. Poco después fue Charly quien no acertó en el área.

El premio se les estaba resistiendo a los toledanos, que empezaban a creer en sí mismos. Esta fe se vio reforzada en una ofensiva bien conducida por Acuña. El centrocampista vio bien la llegada de Adri por la izquierda y cedió sobre el extremo. Con habilidad, éste se internó en el área, se plantó ante Ruiz Caba y batir la meta del Villarrubia con un disparo cruzado.

El Toledo B siguió cercando la meta de los ciudadrealeños, que dieron un paso atrás para minimizar los espacios. De poco les sirvió porque los verdes no sólo encontraron desequilibrio, sino también buenas jugadas trenzadas como la que dio paso al 2-3. Un buen balón en profundidad consiguió cederlo Héctor Campo de primeras al punto de penalti, donde Héctor Maqueda cazó el balón con una acrobacia.

Con quince minutos por delante y a sólo un tanto del empate, el Toledo B insistió en su asedio, mientras el Villarrubia se preocupó de otras cosas. Perder tiempo, fingir lesiones y demás artimañas que, para bien o para mal, también cuentan en un partido de fútbol.

Con varios intentos frustrados por la seguridad de Ruiz Caba y un tiro flojo de Héctor Campo acabó un duelo al que Pardos Matamoros no quiso devolverle todo el tiempo que perdieron los visitantes. Un choque que al filial le volvió a dejar la sensación de que puede ganar partidos, pero debe evitar las concesiones para ello.