Diversidad de piezas, formas y usos en la Edad Media

Leticia G. Colao
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Los profesores y miembros del Comité de Expertos de 'aTempora, Manuel Retuerce y Antonio de Juan García, hablaron de la importancia de la arqueología en este periodo histórico en el ciclo de conferencias de la Asociación de Amigos del Museo

Diversidad de piezas, formas y usos en la Edad Media

Diversidad de formas, usos, decoración y acabados puede ser una de las grandes conclusiones cuando se habla de la cerámica durante la Edad Media en el territorio que ahora comprende Castilla-La Mancha. Así lo explicaron ayer los profesores de las Universidades de Castilla-La Mancha (UCLM) y Complutense de Madrid, Antonio de Juan García y Manuel Retuerce, quienes protagonizaron la última de las siete conferencias del Ciclo organizado por la Asociación de Amigos del Museo Ruiz de Luna, en el marco de la exposición ‘aTempora Talavera’.

La heterogeneidad de piezas es lógica al tratarse de la evolución de la producción cerámica durante algo más de ocho siglos, y en un territorio tan extenso como la comunidad autónoma, destacó Retuerce. El profesor de la Complutense, especialista en fortificación, poblamiento, cerámica, metales y numismática medieval, ha dirigido más de 150 excavaciones en España y otros países, entre ellas el proyecto arqueológico de Calatrava la Vieja (Ciudad Real) desde 1984.

El conferenciante explicó que «no tiene nada que ver» la cerámica de época andalusí del Califato Omeya del siglo VIII con la que posteriormente surge cuando la región forma parte del Reino de Castilla. Entre medias, varios siglos de piezas islámicas, emirato y califato, taifas, los periodos africanos y finalmente cerámica cristiana con influencia mudéjar.

La época Omeya, con capital en Córdoba, mantiene en sus inicios algunas tradiciones anteriores, de los visigodos, aunque con el tiempo comienzan a introducir nuevas técnicas  y decoraciones que dan lugar a una cerámica propia en esta parte de la Península, también similar a otras zonas como el sur de Portugal, zona de Guadalquivir, Levante o Aragón.

Tras esto, se abre una nueva época que destaca por la riqueza de sus piezas a pesar de la brevedad del tiempo en el que se enmarcan. Se trata del ajuar almohade hallado en el yacimiento de Alarcos, tras 17 años de ocupación, entre 1195 con la Batalla de Alarcos y 1212, cuando tuvo lugar la de las Navas de Tolosa. Durante este tiempo, este pueblo generó infinidad de piezas de la que ha surgido una de las más «excepcionales» de la exposición, la gran tinaja hallada en el Castillo de Alarcos, recuperada para esta muestra tras un complejo trabajo y de las que existen pocas piezas similares. Destacan los diferentes motivos estampillados y la mitad superior revestida en vidriado verde.

Precisamente el vidriado es una de las grandes características o avances de la cerámica de la Edad Media, ya que apareció en el siglo IX, especialmente en el yacimiento de Oreto (Ciudad Real). Con ello, se limpia mejor la vajilla, es más higiénica e impide que los alimentos tomen el sabor del barro. También se generaliza la forma individualizada para comer, con la introducción de cuencos y escudillas, en detrimento de las grandes fuentes de uso común, incide el profesor.

La producción cerámica recibe nuevos aportes cuando se constituye el Reino de Castilla que, fundamentalmente, se deben «a los cambios de dieta, porque la cerámica responde a unos usos, unas dietas o una forma de comer, unos determinados alimentos que cada cultura tiene», explica Retuerce. En este sentido, destaca como curiosidad que las obras de esta época se apoyan principalmente en la tradición cristiana, especialmente las ollas y todas aquellas relacionadas con el fuego; sin embargo, las que servían para la conservación o transporte de agua, como tinajas, cántaros o jarras, mantienen las formas y decoración islámica.

yacimientos. Por su parte, Antonio de Juan García, profesor de Historia Medieval en la UCLMen Ciudad Real y director científico del yacimiento de Alarcos, destacó la importancia y grandes aportaciones de los yacimientos y la arqueología urbana en el marco de la época medieval. En Castilla-La Mancha son muchos y muy significativos estos espacios donde se han hallado algunas de las alrededor de cien piezas dentro de este período que pueden verse en ‘aTempora’.

Antonio de Juan destaca la singularidad de Alarcos y Calatrava La Vieja, en Ciudad Real, pero también el Tolmo de Minateda, en Albacete; Ercávica, Segóbriga o Valeria, en la provincia de Cuenca; el Prao de los Judíos, en Guadalajara, o las mismas ciudades de Toledo, Talavera y Vascos, en esta parte de la región.

Se trata de yacimientos que siguen siendo investigados con campañas de alumnos de la UCLMy la UCM en verano, por lo que siguen dando gratas sorpresas a sus responsables. Algunas de ellas, se exponen en la sede de la iglesia de Santa Catalina de la exposición cerámica, «un acierto que ha permitido recuperar muchísimas piezas para una historia de la cerámica en Talavera, una muestra de primer orden», finalizó el ponente.