Jiménez recuerda que en 2015 la primera decisión fue desplazarlo a septiembre, el gasto fue de 100.000 euros, el espectáculo duraba tres días (jueves viernes y sábado), se proyectaba en tres lugares distintos y consiguió 90.000 espectadores. Un año más tarde, con el mismo presupuesto, el montaje se redujo a un único espacio, las proyecciones duraron dos días y los espectadores bajaron a 60.000