Una locura fuera de control deja dos muertos en una vivienda de Torrijos

J.A.J./Torrijos
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Un ciudadano marroquí con problemas mentales mata a su bebé de pocos meses y deja herida grave a su mujer tras golpearla, antes de suicidarse tirándose por una ventana. El mes pasado intentó secuestrar a otra niña.

Una locura fuera de control deja dos muertos en una vivienda de Torrijos - Foto: David Pérez

La locura sin control de un hombre dejaba minutos antes de las seis de la madrugada de ayer el triste saldo de dos muertos, uno de ellos una niña de pocos meses, y una mujer herida grave en una vivienda de Torrijos.

El individuo, el ciudadano marroquí E.A.E. de 42 años, atacaba en la casa familiar a su mujer, también marroquí, golpeándola en la cabeza hasta dejarla malherida. Después provocó un incendio en el piso antes de suicidarse tirándose por una ventana al patio interior de su portal, en el número 3  de la Travesía del Cristo. Pero éste no era el único fallecimiento de este impactante suceso. En la vivienda se halló el cuerpo sin vida de la hija del atacante y la agredida, un bebé llamado Mariam, aunque sin signos externos de violencia. Se investiga si pudo fallecer al inhalar el humo producido por el incendio.

Los problemas de salud mental de E.A.E. se manejan como principal hipótesis que explicaría lo ocurrido. Se da la circunstancia  de que el sujeto fue detenido el pasado 15 de mayo por intentar raptar a otra niña en una plaza de la propia localidad torrijeña, pero entonces quedó en libertad y, aunque estaba bajo tratamiento médico, no se decidió su hospitalización.

Los bomberos impiden una tragedia mayor. Una de las últimas personas que vieron con vida a E.A.E. fue Martín Labrado, un vecino de la Travesía del Cristo. Pudo verle sobre la 1,30 de la madrugada fumándose un cigarrillo en el portal mientras portaba una bolsa con ropa. “No le di importancia, porque con el calor pensé que estaría tomando el fresco”, comentó.

Tiempo después, sobre las tres horas, los residentes en el bloque empezaron a escuchar golpes “como si movieran muebles”, que fueron creciendo en intensidad hasta que sintieron un golpe seco en el patio interior, que indicaba que el hombre se había precipitado desde el segundo piso en que vivía. Ahí fue cuando fueron avisadas Guardia Civil, Policía Local y los bomberos del Parque Provincial de Santa Olalla, toda vez que se veía salir humo de la casa. Los bomberos sofocaron el incendio provocado por E.A.E. antes de suicidarse y evitaron una tragedia mayor, ya que el hombre había dejado una toalla ardiendo junto a una bombona de butano con la clara intención de causar una explosión. Los vecinos del portal fueron evacuados durante un tiempo hasta que las llamas quedaron apagadas.

Los cadáveres del hombre y su hija fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Toledo para su autopsia, mientras la mujer, de 32 años y de nombre Rizlen, quedaba ingresada en la UVI del Hospital Virgen de la Salud de Toledo con un traumatismo craneoencefálico severo.

A media mañana, medios de comunicación y curiosos se congregaban ante el cordón policial que impedía el paso a la Travesía del Cristo, mientras la Guardia Civil estudiaba el escenario del suceso. Mientras, el Juzgado 2 de Torrijos abría diligencias por el asunto, declarando el secreto de sumario.

El abuelo de la niña víctima del intento del secuestro, Luis Lorenzo Yubero, que presenció el rastro frustrado, manifestó su impresión de que E.A.E. estaba “mal de la cabeza”. La abuela, Luisa Martín Velis, criticó que el sujeto quedó libre “al día siguiente, enseguida fue el abogado, los asistentes sociales... y quedó libre. Y aquí no vino nadie ni a preguntarnos que tal estábamos”, recordando el peligro pasado por su nieta de corta edad, Alba.

Fuentes judiciales han matizado que el Juzgado de Instrucción 1 de Torrijos imputó por intento de detención ilegal al hombre. Quedó en libertad con cargos, con la obligación de atender los requerimientos posteriores del Juzgado, al no instar la Fiscalía su prisión provisional. Tampoco consta en los registros judiciales que existieran denuncias por maltrato contra E.A.E. de su mujer, o la solicitud de medidas de alejamiento.

Cerca del lugar de las muertes también estaba Baisha, una voluntaria social marroquí que colabora con la ONG Médicos del Mundo. Esta mujer ayudó en diversas ocasiones a E.A.E. por sus dolencias mentales, acompañándole en diversas ocasiones a los servicios de Urgencia del Hospital Provincial.  Baisha criticó que los psiquiatras del centro sólo trataran con “dos pastillas” al hombre por percibirle un estado de “confusión”, sin resolver su hospitalización ni siquiera tras el rapto frustrado. “Cuando ocurrió lo que ocurrió en Torrijos con la niña (el rapto), cuando he ido con él a urgencias, lo mínimo es que tenían que ingresarle” porque “no -podía- estar con su familia” debido a su estado.

El alcalde torrijeño, Juan José Gómez-Hidalgo, expresó el pesar del Ayuntamiento por lo ocurrido.  que calificó de “hecho aislado”. Hizo un llamamiento a que sus vecinos “mantengan la calma” ya que el Consistorio “está al pie del cañón para garantizar la seguridad”.

Obsesionado con el temor a que le robaran a su hija.

Según explicó Baisha, E.A.E. arrastraba problemas neurológicos desde que sufrió un fuerte golpe en la cabeza hace unos años en un accidente laboral. Pero su estado mental se agravó hace unos meses  tras el nacimiento de su hija.

La niña nació de modo prematuro en Cádiz, lo que obligó a darla unos cuidados médicos reforzados para que ganara peso antes de reunirse con su familia. Sin embargo, el hombre no entendió esta terapia, y en su trastornada cabeza empezó a asentarse la idea de que le querían robar su niña. “Me van a quitar a mi hija, es una trampa”, cuenta Baisha que le decía el hombre cuando le decían que había que llevar al bebé al pediatra a que continuara su tratamiento. Su escaso conocimiento del idioma español también contribuia a su desconfianza enfermiza, que empeoró tras mudarse a Torrijos con su familia en abril.

La voluntaria social señaló que las recientes informaciones sobre la investigación de casos de bebes robados en maternidades hace unas décadas le reafirmaron en su obsesión hasta llegar al episodio del rapto de la niña, que no sirvió de aviso para evitar lo sucedido ayer.