El alcalde de Olías del Rey, José Manuel Trigo, espera que la Junta dé su visto bueno al Plan de Ordenación Municipal (POM), ya que ya se le ha remitido el documento tras la ratificación definitiva de la aprobación inicial, un trámite que fue publicado la pasada jornada en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM).

Una vez que el Gobierno regional de su OK, el Consistorio podrá aprobar de forma definitiva el POM, en el que se han tenido en cuenta todas las alegaciones -en torno a una veintena- planteadas por los vecinos, que no querían que las obras previstas por el Plan afectara a sus fincas, lo que ha supuesto, entre otras cuestiones menores, tener que mover una de las rotondas que incluye el documento.

«Es una herramienta que viene muy bien para los municipios, para poder evitar errores en materia de urbanismo», subrayaba el regidor ‘popular’, que avanzaba que lo único que se ha retocado en relación con el proceso de información pública es la inclusión de un sector, conocido como La Floresta, que pasará de rústico a urbano, después de que los vecinos hayan mostrado su beneplácito.

A este respecto, el alcalde avanzó que en las parcelas afectadas podrían caber en torno a un centenar de viviendas unifamiliares, sin que se haya ampliado más el suelo urbanizable, como tampoco el industrial, ya que con las parcelas con que se cuenta actualmente es más que suficiente según las estimaciones del equipo de Gobierno, que quiere apostar por un crecimiento sostenible.

No en vano, son en torno a 500 -a las que habría que sumar las de La Floresta- parcelas urbanas las que están aún por construir, más otras 100 industriales, más que suficiente para los próximos años a juicio del Partido Popular.

El proyecto del POM viene desde hace siete años, aunque se volvió a retomar por la actual corporación, que ha tenido que introducir una serie de mejoras para adaptarlo a la realidad. De esta forma, el anterior Gobierno pretendía unir el casco urbano con la zona Sur, que es donde se encuentra el mayor número de urbanizaciones, recalificando el suelo que media entre ambas zonas, convirtiéndolo en urbano.

Sin embargo, el PP, antes de dar el visto bueno a esta previsión de crecimiento, prefirió hablar con los vecinos propietarios de esos terrenos, actualmente en rústico, siendo los propios vecinos -todos sin excepción, decía el alcalde- los que han preferido mantenerse en la situación actual, conscientes de que a día de hoy resulta harto complicado vender parcelas para construcción de vivienda. Así, mostraron al Consistorio su preferencia por quedarse como están, lo cual les abarata notablemente el Impuesto de Bienes Inmuebles a que tendrían que hacer frente si los terrenos tuvieran la calificación de urbanizables.