Los vecinos de San Martín de Pusa miran con desesperación al arroyo Navajata, que discurre por el casco urbano. Se instalaron unas pasarelas de madera para admirar la belleza de este recurso natural, pero con frecuencia se ve el agua achocolatada y espumosa. Como ha ocurrido esta misma semana. El alcalde de esta población de la comarca de La Jara de cerca de un millar de habitantes, Daniel Olmedo, se impacienta por el desinterés de la Confederación Hidrográfica del Tajo por atajar un problema que creen que procede de alguna almazara de Los Navalmorales.
El arroyo Navajata nace por la localidad de Navahermosa y baja casi sin canalizar por Los Navalmorales y San Martín de Pusa antes de mezclarse con el río Pusa, afluente del Tajo. En estas fechas, discurre con agua y embellece el paisaje jareño, excepto cuando se ensucia a propósito. Sin embargo, las denuncias por los vertidos se suceden sin que se ponga remedio al fiasco medioambiental. Mientras, los vecinos tienen que aguantar los olores generados, que se multiplican en los meses de verano por los efectos de las sustancias derramadas.
Los vecinos jareños sospechan que se debe a los vertidos de alguna almazara del municipio de Los Navalmorales, localidad que destaca por la producción de aceite de oliva. Manuel López, por ejemplo, denunció la contaminación por primera vez hace dos meses ante el Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil. «No es una alcantarilla», reclama en palabras a este diario.
sin reacción de la cht. La falta de respuesta de los organismos desespera al alcalde jareño. «Estoy aburrido», comenta por la nula reacción de la Confederación Hidrográfica del Tajo para atajar los vertidos al Navajata, que se producen coincidiendo con las lluvias en la zona. «La CHT no hace nada por evitarlos», apunta al respecto Olmedo.
El alcalde, que ha avisado a la Guardia Civil e incluso a emergencias del 112, recalca que provienen de una almazara y produce fuertes olores. Tanto, que los vecinos están dispuestos a protagonizar manifestaciones para intentar presionar lo suficiente y que se eviten los vertidos. Los residentes están muy vinculados al arroyo; por ejemplo, hay un club deportivo que lleva el nombre de este afluente del río Pusa.
Olmedo, que ha grabado también en imágenes la contaminación, añadió que cuando vea el próximo vertido, cogerá una muestra del agua para hacer un análisis de su contenido como prueba.