El resurgir del flamenco

JAVIER VILLAHIZÁN
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El cante jondo por excelencia vuelve a entusiasmar a público y crítica tras una etapa de declive gracias a un géneroque regresa a los orígenes con cantaores de la talla de José Mercé, El Cigala, Miguel Poveda y Estrella Morente

El resurgir del flamenco

A Miguel Poveda, hace casi 40 años, cuando era chico, le daba miedo cantar, o más bien tenía respeto a que sus padres supieran que tarareaba flamenco. Era su secreto. Sentía una vergüenza enorme porque la gente le pudiera escuchar, por eso se iba a casa de su primo a grabar, micrófono en mano, en una casete. Hasta que por fin perdió el ridículo y se atrevió a mostrar su arte; le escucharon en su tierra, Barcelona, y descubrieron que el joven cantaor era un auténtico filón de voz y sentimiento. Desde entonces, los premios y los homenajes no han parado de reconocerle, convirtiéndolo en unos de los artistas más respetados de este género tres décadas después.

Algo parecido le ha sucedido al cante jondo en las últimas décadas, una manifestación musical que ha vivido distintas etapas de expansión o de retroceso dependiendo del momento. Afortunadamente, el flamenco está, hoy en día, más de actualidad que nunca.

Tras la ebullición creativa de los años 60 y 70, con artistas como Camarón, Paco de Lucía, Enrique Morente o Pepe Habichuela y con espectáculos en salas repletas de público, el cante jondo pasó a un período de hibernación que, salvo excepciones, se fue quedando con el paso de los años como territorio para extranjeros y festivales.

Para ahondar más en la herida, a finales del pasado siglo el género se fue desvirtuando y empezó a producir músicos que bajo la etiqueta de Nuevo Flamenco buscaban únicamente fines comerciales, además de no respetar ninguna estructura flamenca clásica -sin rastro del compás, modos tonales o estructuras melódicas del cante jondo-. Ejemplos de ello pueden ser Rosario Flores o la reconocida Malú, sobrina de Paco de Lucía que, pese a simpatizar con el flamenco, ha continuado con un estilo más personal.

Sin embargo, esta música tan arraigada en la cultura española desde la Edad Media, con influencias islámicas, judías, mozárabes, populares y gitanas, ha hecho un esfuerzo, no sin ayuda muchas veces institucional, para volver a estar de moda y para que el público nacional vuelva a abrazar un estilo que siempre ha sido suyo. Este renacer del flamenco ha servido para volver a entusiasmar a concurrencia y crítica.

Así, la aparición de reconocidos cantaores, caso de José Mercé, El Cigala y otros; de los grupos O’Funkillo y Ojos de Brujo, que a pesar de no utilizar estilos musicales flamencos sí respetan el compás o la estructura métrica del género; o la existencia de cantaores enciclopédicos como Arcángel, Miguel Poveda, Mayte Martín, Marina Heredia, Estrella Morente o Manuel Lombo, que mantienen en sus interpretaciones un mayor peso del cante jondo concebido en el sentido más clásico del término, ha supuesto un significativo regreso a los orígenes y una amplia aceptación del cante jondo.

La apertura de nuevas salas privadas, sobre todo en las grandes ciudades, y el empeño del Círculo Flamenco de Madrid, sin sede fija, pero que funciona como una gran peña abierta que aglutina a miles de aficionados han servido de revulsivo para rescatar muchos escenarios olvidados y para que el público vuelva al tablao.

Además, el apoyo del mundo de la cultura, de la Universidad y de las Administraciones han ayudado, más si cabe, para que las nuevas generaciones se empapen de guitarra, baile y cante flamenco. 

Precisamente, uno de los pasos más importantes, desde el punto de vista académico, lo dio este año la Universidad de Huelva, en colaboración con otros centros andaluces, al presentar el primer Máster en Investigación y Análisis del Flamenco. Además, diversos conservatorios de toda España ya imparten oficialmente estudios reglados de flamenco, como sucede con los centros de Córdoba, Murcia o Barcelona. 

A lo que se añade la futura Ciudad del Flamenco en Jerez de la Frontera (Cádiz), que albergará el Centro Nacional de Arte Flamenco, dependiente del Ministerio de Cultura y que pretenderá canalizar y ordenar las iniciativas sobre dicho arte. Además de ser también Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El flamenco está tan de moda que su popularidad se ha extendido fuera de sus fronteras. Hispanoamérica es una foco destacado por cercanía cultural e histórica, con academias y agrupaciones en prácticamente todos los países del continente latino.

Pero es en Japón donde el amor por el cante jondo alcanza cotas inexplicables. Es tan popular en el otro extremo del mundo que incluso se afirma que en ese país hay más centros de flamenco que en España. Cada vez son más las personas atraídas por este baile en el que muchos encuentran una forma de quitarse la coraza y expresarse.

El tiempo dorado del flamenco vuelve a retomar su estela no solo en España sino en todo el planeta, por algo dicen que es el mejor baile del mundo.