El sueño truncado de la infanta

SPC
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A la hija pequeña de Don Juan Carlos, que hoy cumple 53 años, se le auguraba en 1997 un brillante futuro junto a un deportista de éxito

Apartada de toda actividad institucional desde hace más de seis años y desposeída del Ducado que le otorgó su padre, la Infanta Cristina se asomó ayer a la última estación de su particular Vía Crucis con una condena de prisión para su esposo, Iñaki Urdangarín, que condicionará definitivamente su futuro.

A falta de comprobar si el previsible encarcelamiento de su marido aconseja un nuevo traslado de residencia con sus hijos después de casi cinco años en Ginebra como coordinadora de programas de la Fundación La Caixa con agencias de la ONU, la sentencia reafirma tanto la marginación institucional impuesta a la exduquesa de Palmaen octubre de 2011 como el distanciamiento familiar de su hermano. La última vez que se la vio compartir un mismo espacio con Felipe VI y la Reina Letizia fue el pasado 3 de abril, en la misa por el 25 aniversario de la muerte de don Juan de Borbón, y desde hace más de cinco años solo han coincidido en público en ese tipo de ceremonias fúnebres, de modo que su ausencia fue notoria en la multitudinaria celebración familiar por el 80 cumpleaños de su padre en el palacio de la Zarzuela.

Han transcurrido más de 20 años desde que la joven hija del Rey Juan Carlos -que hoy precisamente cumple 53- contrajo matrimonio en Barcelona con una respetada figura del balonmano y entonces se le auguraba un brillante futuro, tanto profesional como personal, junto a un deportista de éxito.

El sueño se truncó a finales de 2011, cuando su esposo fue excluido de las actividades de la Familia Real ante una inminente imputación en el caso Nóos y el juez José Castro empezó a estrechar el círculo judicial en torno a la Infanta hasta que resultó imputada el 3 de abril de 2013. Pese al notorio enfado de Don Juan Carlos por lo que consideraba un «cambio de posición» del magistrado, la imputación siguió adelante y fue juzgada como presunta cooperadora en dos delitos fiscales, si bien quedó finalmente absuelta en la sentencia del 17 de febrero de 2016.

Lejos quedaba ya aquella primavera de 2009, cuando se anunció el traslado del matrimonio, con sus cuatro hijos, de Barcelona a Washington. En aquel momento eran percibidos por la mayoría como la pareja perfecta. 

Durante el largo calvario judicial iniciado hace más de seis años, la Reina Sofía ha mostrado públicamente un apoyo familiar sin fisuras a su hija y su yerno, a quienes ha visitado en numerosas ocasiones, mientras la infanta limitó sus apariciones públicas a ceremonias familiares señaladas, además de sus dos comparecencias judiciales en febrero de 2014 y marzo de 2016.