De yerno ejemplar, a un paso de prisión

SPC
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La imagen de Iñaki Urdangarín empezó a ensombrecerse en 2005 ante los rumores sobre las actividades ilícitas en el Instituto que fundó

Hubo un tiempo en el que Iñaki Urdangarín, esposo de la Infanta Cristina, era el yerno ejemplar del Rey Juan Carlos. Pero un escándalo de corrupción, por el que el matrimonio fue juzgado, lo convirtió en protagonista de uno de los episodios más oscuros de la Historia reciente de la Monarquía. El cuñado de Felipe VI, nacido en Zumárraga (Guipúzcoa) y que el 15 de enero cumplió 50 años, dejó de pertenecer a la Familia Real en junio de 2014, al mismo tiempo que su esposa y la Infanta Elena, coincidiendo con el relevo en el Trono.

Sin embargo, ya en diciembre de 2011 se le apartó de las actividades oficiales, poco antes de que fuera imputado por sus negocios en Nóos junto a su socio, Diego Torres.

Desde entonces, la brecha de Urdangarín con el Rey Juan Carlos y con el entonces heredero a la Corona empezó a agrandarse ante el daño que su conducta estaba generando a la institución en un contexto de crisis económica y de enfado ciudadano por la corrupción.

Nadie hubiera imaginado el desenlace judicial del jugador internacional de balonmano y su defenestración cuando, hace algo más de dos décadas, irrumpió en la vida de los Borbones a raíz de su noviazgo con la Infanta Cristina.

Por entonces era uno de los jugadores más renombrados del deporte nacional tras lograr el bronce en Atlanta 96, cuando conoció a la hermana del actual Monarca.

El 4 de octubre de 1997 contrajeron matrimonio en Barcelona en medio de la percepción generalizada de que se trataba de una pareja idílica. Su estreno en el campo de la empresa fue como director de Planificación y Desarrollo de Octagon Esedos, una empresa de marketing deportivo, y en 2003 pasó a desempeñar la misma función en la matriz del grupo Motorpress Ibérica. En paralelo, su fama de estrella deportiva le abrió las puertas del Comité Olímpico Español (COE), primero como miembro y luego como vicepresidente primero (2004-2005). Con una imagen social intachable, el yerno del Rey Juan Carlos se vio reforzado para adentrarse en el mundo de los negocios y hacer dinero al margen de su función en la Familia Real.

Fue cuando se embarcó en 2004 con Torres en la fundación del Instituto Nóos, el germen de su descarrío una vez que se constató que los rumores de 2005 erán ciertos y que obtuvo de forma ilícita varios millones de euros de administraciones públicas. Su imagen empezó a ensombrecerse y su nombre apareció en grandes titulares. 

Desde 2013, Cristina y Urdangarin residen en Ginebra (Suiza) junto con sus cuatro hijos. Allí se mudaron en medio de una gran presión mediática y social.